AUTONOMIA DE BANXICO

PESOS Y CONTRAPESOS

En el primer discurso que pronunció AMLO después de la elección se comprometió a no expropiar, a respetar la libertad para emprender, a respetar la autonomía del Banco de México, a mantener finanzas públicas sanas, todo lo cual es necesario para que la economía mexicana atraiga, retenga y multiplique inversiones directas, de las que depende la producción de bienes y servicios, la creación de empleos, la generación de ingresos. Hoy centro la atención en el tercer compromiso, respetar la autonomía del banco central.
Leemos, en el artículo 28 constitucional, que “el Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración” y que “ninguna autoridad podrá ordenar al banco conceder financiamiento”, lo cual quiere decir que el Gobierno Federal no puede obligar al banco central a producir dinero y dárselo para que lo gaste, condición necesaria para prevenir la inflación. Si un individuo, una familia, una empresa, no debe tener ese poder, ¿por qué habría de tenerlo el Gobierno Federal?
Que AMLO haya afirmado que en su gobierno “se respetará la autonomía del Banco de México”, es una afirmación que debemos considerar un compromiso, que deberá cumplirse a toda costa. De ello dependerá que la inflación se mantenga en el rango del 2 al 4 por ciento, que es la meta establecida por las autoridades monetarias, y lo mínimo que debemos exigirles.




La amenaza para la autonomía del Banco de México se encuentra en la Comisión de Cambios, encargada de la política cambiaria (dicho sea de paso: si hay libre flotación del tipo de cambio, como se supone que la hay, no hace falta una política cambiaria), integrada por funcionarios del Banco de México y la Secretaría de Hacienda, y presidida de manera titular por el secretario de Hacienda, no por el gobernador del Banco de México, secretario que puede instruir el gobernador en torno a qué hacer, o qué no hacer, con el tipo de cambio, sobre todo si se presentan presiones excesivas, ya sean a la baja (apreciación del peso frente al dólar), ya sean a la alza (depreciación del nuestra moneda frente a la divisa estadounidense), lo cual, bajo ciertas circunstancias, podría limitar la eficacia de la política monetaria, cuyo fin es, y cito del artículo 28 de la Constitución, “procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional”, es decir, de nuestro dinero, de nuestro consumo, de nuestro ahorro, de lo cual depende nuestro bienestar.
Si AMLO realmente está dispuesto a respetar la autonomía del Banco de México debería estar dispuesto (disposición que hasta hoy ningún presidente ha tenido), a eliminar la Comisión de Cambios o, por lo menos, a retirarle, al secretario de Hacienda, la presidencia de la misma, eliminando la principal amenaza que enfrenta hoy la autonomía del banco central y, por ello, el poder adquisitivo de nuestro dinero.
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