¿Bitcoin es una estafa o es dinero?

Conocimiento e ignorancia
Cuando hablamos del mundo de las criptomonedas, y en particular de Bitcoin (BTC) –la más popular y de mayor valor de capitalización–, encontramos dos grandes bloques: por un lado están las personas bastante informadas respecto a lo que es y lo que no, la tecnología que lo sustenta y la manera en que cotiza a escala global; por otro, las que no tienen idea de qué es y, por lo tanto, no lo entienden, pero que se dedican a denostarlo como si tuvieran pleno conocimiento del tema.
En este grupo encontramos a los que afirman que se trata de una ‘estafa’, de dinero ‘sin valor’, de algo que ‘no puede valer nada por ser intangible’, y un largo etcétera.
Este no es un espacio dedicado a explicar a profundidad lo que es Bitcoin y la cadena de bloques (la blockchain), pero para quien desee saber más al respecto, nada mejor que irse a la fuente, al ‘libro blanco’ firmado por su creador, o creadores, bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto, Bitcoin: A Peer-to-Peer Electronic Cash System, que puede encontrar en este link.

Qué es Bitcoin (puedes comprar Bitcoin aquí)
Vale la pena comentar, de manera simplificada, que Bitcoin es una criptomoneda basada en una extraordinaria y genial idea que rebasa, por mucho, los simples alcances de una moneda digital: la cadena de bloques o blockchain, que representa una verdadera revolución tecnológica, y que, en lo que corresponde al mundo financiero, pone en riesgo –sin temor a exagerar– al sistema bancario mismo, como lo conocemos, con bancos privados y centrales.
La razón es que con Bitcoin ya no son necesarias las contrapartes ‘confiables’ (los bancos) para realizar transacciones entre terceros, sino que desde la comodidad de su celular, laptop, tablet o computadora de escritorio, usted puede efectuar un pago de criptomoneda EN DIRECTO de su cartera (wallet) a la de su contraparte, esté donde esté.
Lo anterior es posible gracias a que es un sistema de pago electrónico basado en prueba criptográfica, en lugar de mera ‘confianza’.
La operación se realiza a un costo mínimo y, lo mejor –como le digo–, sin tener que pasar por el voraz sistema bancario tradicional, razón por la cual es tan apreciada por liberales y libertarios. El registro encriptado de la misma queda en un libro de contabilidad público (la blockchain), que es prácticamente inviolable y que puede ser observado por cualquier interesado.
En suma, Bitcoin fue diseñado –desde su nacimiento– para fungir como dinero, y a partir de que comenzó a ser aceptado como tal de manera libre entre un número creciente de individuos en sus intercambios, se convirtió en ello. No es ‘la mejor’ forma de dinero, y jamás podrá superar al oro cualitativamente por sus propias características, pero eso no le quita que sea dinero.
No pasemos por alto que, hoy por hoy, de hecho, casi todo el dinero del mundo en divisas locales ha sido creado de manera centralizada y está en forma digital, no en monedas y billetes. Así que se equivocan quienes descalifican a priori a Bitcoin y lo censuran como dinero por ‘no existir en físico’.
Ahora, ¿cuál es el precio de un Bitcoin? Como cualquier divisa, no tiene un precio fijo, sino que este se va ‘descubriendo’ a través de las negociaciones entre compradores y vendedores en las distintas bolsas de intercambio (exchanges) que hay en el mundo, contra otras criptomonedas y contra divisas tradicionales como el dólar, el euro y hasta el peso mexicano.
Valor vs. precio
Entrados en esta parte conviene recordar la diferencia entre valor y precio. El primero es cualitativo, y el segundo, cuantitativo. El oro es el dinero supremo justo por sus cualidades y propiedades físicas, es la materia o mercancía más apreciada y demandada por los seres humanos de entre todas las que existen. Con Bitcoin o sin él, eso nunca cambiará: cada onza que se siga extrayendo de la tierra no se quemará o destruirá, sino que se seguirá acumulando a perpetuidad como moneda, barra, lingote o joya. Es tan demandado, tan valioso, que nunca ocurrirá que toda la gente diga de repente: “Esto no vale nada, lo tiraré a la basura.” Si alguien lo hiciera, otro más correría a recuperarlo para sacarle provecho. Su valor, por lo tanto, es constante, permanente para fines prácticos, porque, además, la última unidad adicional de oro que reciba la valorará tanto como la primera. En términos económicos, la ‘utilidad marginal’ del rey de los metales es prácticamente constante.
Eso sí, como el valor SOLO es subjetivo y no algo intrínseco en las cosas, es decir, se encuentra nada más que en la mente de los seres humanos, sí hay ciertos casos en los que el oro no tiene valor. Pensemos en un ejemplo hipotético para fines ilustrativos: ¿usted hubiera vendido su bote salvavidas por cualquier cantidad de oro, por mucho que fuera, si se hubiera encontrado en el Titanic a punto de hundirse?
Pero volvamos al punto. Debido a que el oro tiene un valor constante y permanente para todos los fines prácticos, podemos usarlo como medida de valor de cualquier cosa. No sirve para eso algo cuyo valor fluctúe de forma frecuente –como el dólar, Bitcoin, etcétera–, como tampoco sería posible medir las distancias usando una unidad de medida (metro, yarda…) que cambie de manera cotidiana.
Gracias a lo anterior, cualquier valor podemos expresarlo en términos de una cantidad determinada de oro: onzas, gramos, miligramos, etcétera.
Es aquí donde nos topamos con que el valor de Bitcoin deriva todavía del precio que este tiene frente a divisas fíat. Sí, para calcular el valor de la criptomoneda en oro, primero tenemos que saber su precio en dólares, y a partir de ahí, estimarlo. Con eso presente podemos entender que Bitcoin es dinero, sí, pero que también es un derivado de las divisas fíat. Quizá algún día esto cambie y veamos intercambios directos de BTC por oro nada más. En todo caso, con ello también podremos darnos cuenta de que el metal precioso seguirá siendo el dinero supremo, y Bitcoin, una extraordinaria forma de divisa tecnológica. No es igual.
La burbuja de las criptomonedas
Podemos decir que 2017 es el año de Bitcoin, y de las demás criptomonedas, porque sus cotizaciones se han disparado de una manera impresionante, tanto que han permitido que inversores tempranos hayan hecho verdaderas fortunas en muy corto tiempo.
Como es normal, desde la creación de Bitcoin han aparecido nuevas criptomonedas con la intención de competir mediante diversas características como la velocidad de la transacción, mayor confidencialidad, entre otras. La competencia, como en cualquier mercado, siempre es bienvenida porque permite que los mejores, los que satisfagan los gustos, necesidades y preferencias de los clientes de la mejor manera, sean los que triunfen.
A la fecha existen ya más de mil criptomonedas que puede consultar en el portal de Coinmarketcap.com. ¿Acaso se debe a que los pagos en línea se están generalizando con este tipo de dinero digital? En realidad, aún no.
Las muy especulativas ganancias estratosféricas que se están consiguiendo en este mercado son las que en realidad siguen atrayendo a nuevos inversionistas que se aventuran en las Ofertas Públicas Iniciales de Moneda (ICOs, por sus siglas en inglés), pero que, sin duda, en su mayoría terminarán fracasando. Quizá se trate, en muchos casos, de simples proyectos para recaudar fondos sin intención alguna de aportar algo nuevo o especial en la esfera de las criptomonedas.
Por decirlo de algún modo, hay una ‘fiebre’ o euforia por ellas porque una de sus virtudes es también un defecto: debido a que no cuentan con una autoridad central que ‘regule’ o controle su precio para evitar disparos abruptos al alza o a la baja, sus caídas y ascensos dan pie a que los más avezados e informados obtengan beneficios a corto plazo con los movimientos del mercado, y qué bueno que así sea. En ello no hay algo ilegal ni ilegítimo.
Aun así, muchas personas piensan que ese tipo de ganancias solo pueden darse en una estafa, cuando en realidad se trata de una característica propia de un mercado en burbuja que está naciendo, y que por su propia naturaleza seguirá siendo muy especulativo y volátil por algún tiempo.
Que esté en burbuja –aquí hemos dicho– no significa en automático que ya no pueda seguir subiendo de precio o que un desplome sea inminente. Nada de eso. Se trata nada más de un llamado de atención para que los inversores, en especial los que no saben ni entienden nada de Bitcoin pero se sienten atraídos por él, tengan claro que sí pueden sufrir pérdidas cuantiosas, y que recuperarlas puede ser muy complicado.
Bitcoin no es una estafa, pero allá afuera sí hay estafadores
A manera de conclusión, esta semana diremos que debe quedarnos claro que Bitcoin no es una estafa en sí misma, sino un mercado muy especulativo y volátil que forma parte de una tecnología revolucionaria que cambiará aspectos de nuestra vida que ni siquiera imaginamos hoy. Solo inversores y traders con la información correcta para su toma de decisiones, a lo que contribuimos aquí en Top Money Report, deben participar en él.
Eso sí, no perdamos de vista que la deshonestidad y avaricia de personas sin escrúpulos los está llevando, en algunos casos, a cubrir las mismos viejos fraudes de siempre (esquemas Ponzi o estafas piramidales), bajo un disfraz de ‘criptomonedas’. Que no lo engañen.
Desconfíe de inmediato si la promesa es de altas ‘ganancias aseguradas’ solo por referir, inscribir o reclutar a más personas que aporten su ‘inversión’.
En las criptomonedas casi todo es nuevo, pero los timos siguen sin cambiar.