CONSUMO PRIVADO, MAL

PESOS Y CONTRAPESOS

Conviene medir el desempeño de una economía a nivel de la economía familiar, del bienestar de sus miembros, mismo que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que disponen para su consumo, para la satisfacción de sus necesidades, gustos, deseos y caprichos: a mayor cantidad, calidad y variedad de satisfactores mayor bienestar, y viceversa: a menor cantidad, calidad y variedad de bienes y servicios menor bienestar.
La actividad económica terminal, aquella en función de la cual se realizan todas las otras (producción, oferta y venta, demanda y compra), es el consumo, definido como el uso de un satisfactor para satisfacer una necesidad, motivo más que suficiente para considerarlo el mejor indicador para calificar el desempeño de una economía.
El consumo de las familias puede medirse por lo que se conoce como consumo privado, CP, que consiste en la compra de bienes y servicios de las familias residentes en el país, excluyendo la adquisición de objetos lujosos y vivienda, CP para el que ya contamos con los datos de enero, por lo que ya tenemos la respuesta a la pregunta ¿cómo arrancó el año esta variable tan importante para medir el desempeño de una economía?




En términos anuales (comparando cada mes con el mismo mes del año anterior) y desestacionalizados (eliminando los factores estacionales y de calendario, lo cual hace posible una mejor comparación), en enero de 2016, 2017 y 2018 este fue el crecimiento del CP: 4.9 (el mayor para cualquier mes de enero de los seis años ya transcurridos del sexenio de Peña Nieto), 3.1 y 2.0 por ciento. En enero pasado sumamos dos años consecutivos con un CP creciendo cada vez menos. El crecimiento de enero de este año resultó 59.2 por ciento menor que el de enero de 2016 y 35.5 por ciento menor que el de enero de 2017. La buena noticia: el CP creció. La mala: menos que en los dos años anteriores. Todo ello comparando en términos anuales.
En términos mensuales (comparando cada mes con el mes inmediatamente anterior) y desestacionalizados, en enero de 2016, 2017 y 2018 este fue el crecimiento del CP: 1.3, menos 1.0 y nuevamente menos 1.0 por ciento. En enero pasado sumamos dos años consecutivos con un CP decreciendo. La “buena” noticia es que el CP no decreció más que el año pasado. La mala es que decreció. Todo eso realizando la comparación en términos mensuales.
Ya sea que hagamos la comparación en términos anuales, ya sea que la realicemos en términos mensuales, el comportamiento del CP en enero pasado dejó que desear. La tendencia anual es hacia un CP cada vez menor, la tendencia mensual se mantiene en un CP decreciendo, y la pregunta es por qué. ¿Hasta qué punto parte de la respuesta está en el comportamiento de la inflación, que en términos mensuales en enero de 2016, 2017 y 2018 fue: 0.38, 1.70 y 0.53 por ciento, respectivamente?
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