FALACIAS MERCANTILISTAS

PESOS Y CONTRAPESOS

En pocos ámbitos de la teoría económica hay tantas falacias como en el del mal llamado comercio internacional, y escribo mal llamado porque dicho comercio no se lleva a cabo entre naciones sino entre personas de distinta nacionalidad, algo muy distinto.
Esas falacias las venimos arrastrando desde los tiempos del mercantilismo clásico (siglos XV a XVIII), de tal manera que hoy podemos hablar del neomercantilismo, uno de cuyos representantes es Trump, quien comparte, con los mercantilistas clásicos, la creencia de que el comercio internacional es un juego de suma cero: lo que un país gana es lo que otro país pierde, y el déficit en la balanza comercial (se importa más de lo se exporta) es la prueba de la pérdida, de la misma manera que el superávit (se exporta más de lo que se importa) lo es de la ganancia. Si ello fuera cierto, y suponiendo una balanza comercial deficitaria, ¿cuál debe ser la política a seguir? La que desincentive las importaciones (por ejemplo: gravándolas con aranceles) e incentive las exportaciones (por ejemplo: apoyándolas con subsidios).




Supongamos dos países, X y Y, cuyos habitantes comercian entre sí. Supongamos, además, que la balanza comercial de X es deficitaria (importan de Y más de lo que exportan a Y), por lo que la balanza comercial de Y es superavitaria (exportan a X más de lo que importan de X), y que el gobierno de X, atrapado en la falacia mercantilista, decide revertir la situación, por lo que grava con aranceles las importaciones de Y apoyando con subsidios las exportaciones de X. Supongamos que esas medidas resultan eficaces y que al paso del tiempo se revierte la situación, de tal manera que ahora X tiene una balanza comercial superavitaria por lo que Y la tiene deficitaria. ¿Qué pasará si el gobierno de Y, atrapado también en la falacia mercantilista, decide revertir esa situación que considera perdedora? Que gravará con aranceles las importaciones de X apoyando con subsidios las exportaciones de Y. Supongamos que esas medidas resultan eficaces y que al paso del tiempo se revierte la situación de tal manera que Y vuelve a tener una balanza comercial superavitaria por lo que X la tiene de nueva cuenta deficitaria. ¿Qué pasará si el gobierno de X, atrapado todavía en la falacia mercantilista, decide revertir esa situación que considera perdedora? Se volverá a repetir la receta de aranceles a las importaciones de Y y subsidio a las exportaciones de X, con la predecible respuesta del gobierno de Y, más aranceles y más subsidios.
Como dicho ciclo no puede extenderse al infinito, si los gobiernos de X y Y siguen atrapados en la falacia mercantilistas, respondiendo arancel por arancel, subsidio por subsidio, el resultado final será prohibir las importaciones, consecuencia lógica de la falacia mercantilista, que desemboca en la autarquía. ¿Quiénes son los principales perjudicados? Los consumidores de ambos países.
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