“Inhumar, el verbo en extinción”

Oscar-Hernandez
Óscar Hernández

Quizá fue un hombre fuerte, de temperamento, aguerrido en sus causas. El teniente Aristegui murió en 1917, desde entonces sus restos reposan en el panteón Dolores (Ciudad de México) y  hace más de 40 años nadie lo visita. Resulta lógico, sí, pero también hay sepulcros levantados hace menos de cinco años, en evidente abandono.
“Dolores” es el cementerio es el más antiguo de la capital. Tiene 350 mil fosas; el 60 por ciento de la ocupación son espacios a perpetuidad y el 40 está abandonado. “Ni una flor, ni les barren, nada, nada, completamente abandonadas”, comparte Guadalupe, quien en estas fechas acostumbra visitar a su madre.
La saturación de los panteones es un problema, acentuado por la figura de la perpetuidad. Cientos de tumbas con dicho privilegio, lucen deterioradas, hace tiempo que por diversas causas fueron olvidadas. Lo cierto es que son intocables. Sólo a través de un largo proceso jurídico administrativo pueden ocuparse de nuevo. De acuerdo con Samuel Otero, coordinador de panteones en la delegación Miguel Hidalgo, “se debe buscar a los titulares que tenemos registrados, hay que hacer las visitas domiciliarias, hay que notificar, hacerlo en los diarios de circulación y esperar los tiempos legales que nos marca la ley”.
La cuestión es que, según el INEGI, quedan poco más de 50 mil fosas disponibles en los 118 cementerios y la proyección de defunciones es más alta. De no rescatar los espacios exclusivamente abandonados y bajo perpetuidad, no habrá cabida para los difuntos. “Ven también las tumbas solas, y las sacan y luego ya los restos por ahí los avientan y ya, ahí terminó todo”, narra Guadalupe, quien tiene esa convicción.
Actualmente, en la mayoría de panteones, hay tres figuras de inhumación: por siete años, la más común y obligada; un refrendo por tres periodos, es decir 21 años y la figura extinta de la perpetuidad. “En algunos panteones de Iztapalapa, por ejemplo, a los 7 años se exhuman zonas completas, los restos se entregan a familiares, pero si nadie los reclama se depositan en la fosa común”, describe Otero.
Es indispensable, afirma el coordinador, cambiar la tradición de sepultar a los nuestros. “Hay que promover la nueva cultura de la cremación y por otro lado, la profundización de las fosas, esto quiere decir escarbar más hacia abajo y construir gavetas, entonces se pueden hacer cuatro o cinco gavetas y aprovechar el espacio”.
Nichos
En el sinuoso camino al pasillo del general, encontramos a Esperanza, mujer de 59 años que acude a depositar flores de cempasúchil a su querido Ernesto, el hombre con quien hace 35 años decidió unirse en matrimonio.
Luego de rezar el viejo rosario de madera, la mujer reflexiona y anticipa los tiempos difíciles. “Las generaciones como nosotros ya vamos eligiendo una incineración porque efectivamente ya no cabemos”.
A decir de Samuel Otero, sepultar a los muertos es intrínseca de nuestra sociedad y será difícil revertirla, aunque a largo plazo es más costoso. “La cremación de los cuerpos está en mil 288 pesos, un nicho pues es un espacio pequeño y es mucho más fácil de mantener que una fosa”.
“Es más económico, más práctico y además lo ponen a uno en una iglesia y santa paz, ya no hay mayor problema”, nos cuenta una convencida señora Esperanza, quien se retira convencida que volverá en menos de un mes, no así, refieren estadísticas, la mayoría de visitantes a los panteones del finado Distrito Federal.
Desde 1974 no hay perpetuidad en los cementerios, justo para hacer espacio a los nuevos y numerosos moradores.
Pero se avecina otro dilema, sembrado por el Vaticano. La Iglesia Católica pidió, si no es que prohibió a sus fieles, esparcir las cenizas de sus difuntos o conservarlas en casa. Menuda disyuntiva para nuestro país, donde se debe migrar, dicen algunos, definitivamente a la práctica crematoria, aunque hacerlo, contravenga los dogmas del alto Clero.

Óscar Hernández Bonilla es reportero de investigación en Proyecto 40. Conductor suplente en Informativo 40. Especializado en temas sociales y seguridad. Coberturas electorales, desastres naturales,  e internacionales: guerrilla de las FARC. “En cualquier parte hay algo valioso, digno de narrar; el reto es descubrirlo”.

E-mail: oskarhbonilla@gmail.com

Twitter: @ohernandezb