LA AMNISTÍA DE AMLO

La difusión de la polémica declaración de Andrés Manuel, de que al llegar a la presidencia ofrecería una amnistía a los narcos, pone de relieve varias circunstancias que describen el contexto político de hoy día.
Primeramente, reconocer que quien impone la agenda mediática hasta hoy, sigue siendo AMLO, pues hasta una declaración tan carente de sentido común como ésta, se convierte en un vendaval político que genera respuestas a muy alto nivel. Andrés Manuel tiene la capacidad de “alebrestar el avispero”.
Esta declaración del tabasqueño nos muestra también de cuerpo completo a un Andrés Manuel impulsivo, irreflexivo y dado a la improvisación y las ambigüedades.
Por otra parte, también queda claro que ya existe una predisposición en la clase política para ir en contra de él a la primera oportunidad que se presente, diga lo que diga.




Si se analiza el audio de donde sale la declaración, más que una propuesta específica de Andrés Manuel relativa a una amnistía para los narcos, expresada en el mitin en la sierra de Guerrero donde se encontraba, descubrimos que manejando ese estilo improvisado y desenfadado de dirigirse a sus seguidores, que tanto le ha redituado en cercanía con la gente y que es más parecido a una charla abierta a la interacción con la audiencia, que a un mensaje político tradicional, cercano a la oratoria, él mencionaba que analizaba todas las posibilidades que hubiese a su alcance para pacificar al país.
Este es un mensaje lleno de vaguedades e indefiniciones que él sabe que no le comprometen y le permiten rectificar o incluso, decir que sus declaraciones fueron malinterpretadas.
De este modo expresó: “Si es necesario… vamos a convocar a un diálogo para que se otorgue amnistía, siempre y cuando se cuente con el apoyo de las víctimas, los familiares de las víctimas. No descartamos el perdón. En mi tierra siempre se dice ‘ni perdón ni olvido’, yo no comparto eso. Yo sí creo que no hay que olvidar, pero sí se debe perdonar, si está de por medio la paz y la tranquilidad de todo el pueblo”.
A la pregunta concreta de un reportero: “¿Esta amnistía alcanzaría a los líderes de los cárteles?”, él respondió nuevamente de forma imprecisa “Vamos a plantearlo. Lo estoy analizando. Lo que sí les puedo decir es que no va a quedarse ningún tema sin ser abordado, si se trata de garantizar la paz y la tranquilidad”.
Realmente Andrés Manuel respondió que lo está analizando y por el modo de expresarlo, no se está comprometiendo con la respuesta, sino que está dando salida a una pregunta incómoda. Sin embargo, aún esta respuesta cantinflesca no fue suficiente para impedir que en todos los medios de comunicación circulara como una declaración formal de amnistía a los narcos, lo cual de inmediato generó respuestas de rechazo de todos los actores políticos opositores a él.
Si esta hubiese sido una propuesta formal emitida por él a través de un comunicado o en un discurso, por supuesto que sería criticable, pues una amnistía no significa que los líderes de la delincuencia organizada la estén esperando para dejar esa vida marginal, caracterizada por la violencia y menos aún pretendan reintegrarse a la sociedad. Mas bien esta propuesta si se diese sería interpretada de forma ligera dentro de la sociedad, como una despenalización de la delincuencia y para muchos que hoy están indecisos y tienen pocos valores morales, una invitación a sumarse a esta actividad.
Sin embargo, nadie ha mencionado que en 2011 en un foro organizado por The Cato Institute, de Washington, el expresidente Vicente Fox sí hizo el planteamiento formal de que es conveniente para lograr un alto al fuego ofrecer una amnistía a los narcotraficantes y exigir al gobierno de Estados Unidos acciones para disminuir el consumo de droga. ¿O nadie recuerda estas declaraciones, o las ignoran porque ahora no conviene mencionarlas?.
Esto nos lleva a concluir que ya está conformado un nuevo Tucom, o sea un fenómeno político en contra de este tabasqueño, en contra de quien se utilizarán todas las armas mediáticas, legítimas e ilegítimas y ya ni imaginar, las campañas negras y de desinformación que se avecinan.
Está claro que de un modo u otro, la competencia tradicional entre los partidos, en esta campaña electoral del 2018, será irrelevante y se desarrollará más de forma que de fondo, pues todos se unirán contra el enemigo común que es AMLO. Lo importante será impedir que él llegue a la presidencia.
A final de cuentas, nuestro sistema político es de convivencia y entre todos siempre llegarán a un acuerdo para repartirse el poder, para lo cual ya se habla abiertamente de un gobierno de coalición.
Esta será una campaña totalmente polarizada, entre el sistema político que hoy está unido como nunca y por otra parte está quien ha manifestado estar en contra de “la mafia en el poder”, que según él está conformada por todos los partidos, del color que sea. Por ello veremos una campaña electoral similar a la lucha libre que se transmite por TV desde Estados Unidos… puro show. Habrá rasguños entre los partidos políticos, pero sólo para dar un gran espectáculo, cuidando de no lastimarse entre sí, porque la verdadera contienda será “a muerte” entre estos dos grandes grupos: AMLO y sus enemigos.
Tenemos que reconocer que estas alianzas entre partidos sí se valen en un sistema democrático como el que tenemos en México. La democracia es generosa y ambigua. Muy laxa para no coartar libertades.
Sin embargo, lo que debe preocuparnos y es la esencia de este artículo de opinión, porque no lo es defender a Andrés Manuel, es que para conseguir objetivos políticos, no se manipule a la opinión pública. De ningún modo se justifica la falta de ética en el manejo informativo y la utilización de campañas negras en redes sociales, como las que ya se deben estar organizando, tanto de un lado como del otro, para denigrar y descalificar oponentes, aunque para lograrlo se deba recurrir a la mentira, engañando a la ciudadanía.
Fue muy oportuna la visita a México de un gran teórico de la comunicación, con reconocimiento global desde hace cincuenta años, Maxwell McCombs, norteamericano, uno de los creadores de un concepto denominado “Agenda setting”, que podríamos denominar “agenda informativa”.
Él vino a nuestro país invitado por la escuela de comunicación de la Universidad Panamericana, para dar una conferencia en el marco del Primer Coloquio Panamericano de Teorías de la Comunicación.
La agenda setting define que contrariamente a lo que se supone, no es la sociedad la que va guiando a los medios de comunicación en lo referente a los temas que quiere ver expresados en el manejo noticioso, sino que es al revés.
En realidad lo que moldea nuestras opiniones, actitudes y hasta prejuicios y ello nos induce a tomar decisiones políticas, como sucede en las elecciones, es precisamente la política noticiosa propia de los medios de comunicación, que imponen a la sociedad los temas que a su juicio son prioritarios.
La simple jerarquización de las noticias, cuando son difundidas o publicadas, nos guía inconscientemente generando prioridades, pues nos hace notar la importancia que nosotros debemos asignar a estas. Por deducción, al ignorar los medios de comunicación otras noticias, la sociedad se distrae de ellas. Esto puede suceder de modo natural y espontáneo o planificado respecto a temas incómodos para la gente que ejerce poder y tiene la capacidad de presionar a los medios.
Tomando como ejemplo este fenómeno mediático generado a partir de la supuesta declaración de AMLO, vemos que se dio un fenómeno impulsado por los enemigos de este, quienes criticaron esta propuesta del tabasqueño y crearon con ello la noticia que se convirtió en un “trending topic”.
Hoy que desde el anonimato que se puede lograr en las redes sociales es posible crear rumores o manipular noticias que pueden llegar directamente a los medios masivos de comunicación y convertirse en la agenda noticiosa del día, se vuelve imprescindible ser cautelosos y verificar el origen de la información, para evitar ser manipulados y convertirnos en cómplices involuntarios de las campañas negras que se avecinan.
¿Usted cómo lo ve?
@homsricardo
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