LA FALACIA

PESOS Y CONTRAPESOS
Leímos, hace unos días, en la página Político.mx, lo siguiente: “El precandidato priista para gobernar Ciudad de México, Mikel Arriola, propuso que de llegar a la jefatura de Gobierno, propondrá que estudiantes de preparatoria y universidades tengan servicio de transporte público gratuito”, muestra, una de las muchas que veremos en los próximos meses de, en primer lugar, la degeneración de la democracia electoral en mercado electorero y, en segundo término, de la falacia económica de la gratuidad.




Pocos son los satisfactores que alcanzan para todos, en las cantidades que cada uno quiere, ¡y gratis!, realmente gratuitos, entre los que se cuentan el aire que respiramos y la luz del sol. El transporte, público o privado, no es uno de ellos, por lo que lo señalado por Arriola es una falacia.
Lo que Arriola quiso decir, pero obviamente no se atrevió a decir, es que, de llegar a la jefatura de gobierno, propondrá que se subsidie el transporte público para los estudiantes, subsidio que se hace necesario, ni más ni menos, por la imposibilidad de que dicho transporte sea gratuito, sobre todo si por ello entendemos sin costo.
Por medio del subsidio el gobierno da, pero como no puede dar de la nada, previo al otorgamiento del subsidio el gobierno tiene que quitar, es decir, tiene que cobrar impuestos, por medio de los cuales quita. Al cobrar impuestos el gobierno quita y al otorgar subsidios el gobierno da, y lo segundo (el subsidio, el dar) resulta imposible sin lo primero (el quitar, el impuesto).
Lo que Mikel Arriola quiso decir, ¡pero no se atrevió a decir!, es que, si llega a la jefatura del gobierno de la Ciudad de México, propondrá que se le quite a unos (por medio del cobro de impuestos) para darle a otros (a través del subsidio) o, lo que es lo mismo, sugerirá que se obligue a unos (los contribuyentes) a ayudar a otros (los subsidiados), ayuda que siempre debe ser voluntaria, nunca impuesta, mucho menos por el gobierno.
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