La oportunidad de compra está llegando al dólar (en pesos)

Lea el artículo anterior. Manipulación del oro y la plata
El martes, su mejor día desde el 26 de septiembre de 2017, el tipo de cambio cerró –según cifras de Banco de México– en 17.99 pesos. El dólar en ventanilla se vendió alrededor de los 18.30.
Pero, ¿qué es lo que está impulsando al peso? Bueno, hay varias razones, pero dos de carácter externo nos incumben en particular.
En primer lugar, hay un renovado optimismo en que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) llegue a buen término, a pesar de todos los temores iniciales que se tenían (incluyendo este espacio) ante una posible cancelación del mismo.
¿Qué cambió? Que nuestro vecino del norte no puede tener tantos frentes abiertos al mismo tiempo, y ante la ‘guerra comercial’ que Trump quiere iniciar con China, México sería un beneficiario indirecto.
Aunque hasta ahora están en el nivel de amenaza, es muy probable que sí se concrete cuando menos una parte de los aranceles y barreras que Trump ha dicho que impondrá a los chinos, y que entonces el TLCAN 2.0 salga adelante, como ahora se espera.
Es cierto que para el libre comercio auténtico no hace falta tratado alguno, sino sólo levantar las restricciones; sin embargo, más vale tener un acuerdo que no tenerlo.




Debemos decir, de paso, que es bueno que así sea, porque en el comercio, cuando es libre, todas las partes ganan. Es muy sencillo esto: si tanto el comprador como el vendedor no se beneficiaran mutuamente con la transacción ¡el negocio no se hace!
Ello, sin contar con que los países NO comercian entre sí porque no son una sola persona, sino millones de individuos a los que en todo momento se les debe respetar su derecho a comprar o vender a quien quieran, cuando quieran y en las cantidades que quieran, con independencia de la nacionalidad de la contraparte.
Los gobiernos no deben impedirlo porque es una fórmula ganadora, que respeta el derecho de las personas a decidir.
No por nada –como ya le había adelantado la semana pasada–, la segunda economía más grande del mundo, China, se sigue abriendo cada vez más al exterior. Ni locos volverán a los viejos tiempos de cerrazón y planificación central que los mantuvieron en la absoluta miseria por décadas.
No muchos creían que pronto se anunciarían pasos concretos en el sentido de mayor apertura china, pero esto ya ocurrió.
Ayer, el gobierno chino dio a conocer que levantará de forma paulatina hasta 2022 todas las restricciones que impiden a los fabricantes de autos extranjeros tener una participación mayoritaria en una filial en China. Lo mismo hará con el sector aeronáutico y de construcción naval.
Los chinos han aprendido que la apertura y la competencia libre son las que traen el crecimiento y el desarrollo económicos, y en eso hay que seguirlos.
Cerrarse para intentar producir todo lo que se consume en un país (como, por cierto, lo propone AMLO en México) son ideas que ya deberíamos dejar enterradas en el pasado, sin contar, además, con que atentan contra el derecho de las personas a comerciar con quien gusten.
Oponerse al intercambio voluntario es un acto de totalitarismo, un artero atentado contra la libertad individual.
Otro factor que ha influido en la apreciación del peso es la expectativa de que el fuerte crecimiento de Estados Unidos –impulsado por la reforma fiscal de Trump, que redujo impuestos a las empresas– dinamizará la actividad económica en México. Incluso, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya elevó fuerte su expectativa de crecimiento para el país en 2018 y 2019, a 2.3 y 3%, respectivamente.
No obstante, para el peso hay riesgos claros a la baja. Conforme nos acerquemos a las elecciones presidenciales, el tipo de cambio podría verse de nuevo presionado, sobre todo si las actuales tendencias de voto se mantienen. A los inversionistas no les gustan la incertidumbre y los saltos hacia atrás en materia económica, y eso es justo lo que ofrece AMLO, por más que trate de calmar los temores que se tienen respecto a él.
Pese a la casi certeza de su triunfo, los mercados lucen tranquilos, lo que nos habla de que –al menos hasta ahora– confían en que no tome decisiones absurdas, como la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, o aún peores, como cerrar las fronteras a la importación de productos como el maíz, etc.
Es probable, pues, que de confirmarse su triunfo en las urnas no veamos un disparo en el precio del dólar, pero no tenga el mínimo asomo de duda de que la caída del peso va a continuar durante el siguiente sexenio.
Por eso –en este espacio y en nuestro boletín de inversiones Top Money Report– pensamos que el dólar por debajo de los 18 pesos se vuelve muy atractivo. El soporte siguiente ronda los 17.60 pesos, y no prevemos que lo vaya a romper pronto. Prepárese, pues, para seguir saliendo del peso.
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