La promesa económica más importante de AMLO

De todas las propuestas y promesas económicas del virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, la más importante –y quizá difícil de cumplir-, será la de tener y mantener durante todo su gobierno unas finanzas públicas equilibradas, sin déficit, que corrijan el crecimiento de la deuda pública que se disparó este sexenio, y que reduzcan poco a poco el tamaño de la deuda como porcentaje del PIB.
Hay sin duda hasta ahora algunas buenas señales de parte del propio López Obrador como de su equipo económico –encabezado por Carlos Urzúa, próximo secretario de Hacienda-, como el compromiso de respetar la autonomía de Banco de México, y el de elaborar para el próximo año un verdadero Presupuesto Base Cero (PBC).
En este sexenio el (mal) intento que hizo el entonces titular de Hacienda, Luis Videgaray, por lograr ese PBC, se quedó en palabras.
Urzúa, junto con Gerardo Esquivel y Arturo Herrera –propuestos como subsecretarios de Egresos y Hacienda y Crédito Público, respectivamente-, trabajan ya en la elaboración del Presupuesto de Egresos de la Federación para 2018 con la técnica de PBC.
Esquivel ha dicho que con él buscan ‘ahorrar’ hasta 500 mil millones de pesos, gracias a la eliminación o fusión de programas, al ajuste que harán en el tamaño de la burocracia y a la revisión de los privilegios e ingresos de los altos funcionarios, entre otros recortes.
Hay que decir que ese ‘ahorro’ sólo será tal si en verdad ese dinero se DEJA de gastar, y no sólo se redirige por completo a otros rubros para cumplir las promesas de AMLO.
Para cumplir su promesa de ‘cero déficit’ –que por cierto también la hizo Peña Nieto y NUNCA la cumplió-, el equipo económico del tabasqueño tiene recortar el presupuesto para en serio dejar de gastar. Si sólo redirigen el gasto, terminará igual que el compromiso incumplido de EPN.
Esto tenemos que tenerlo más que claro: mantener la estabilidad financiera del sector público, es fundamental para dar una base sólida de certeza a los inversionistas y empresarios, que son quienes se arriesgan e invierten para generar crecimiento y empleo.
Por eso como le digo, ese será no el único, pero sí el factor interno más importante a cuidar en el plano económico, pues de él depende en buena medida la fortaleza del peso, el nivel de inflación y el poder adquisitivo de nuestros ingresos.




Esperemos que también se avance como se ha prometido, con la recomendación del Fondo Monetario Internacional de crear un Consejo Fiscal, propuesta que fue rechazada por la actual administración, pero que si se realiza el próximo sexenio sería una señal adicional de confianza a nivel internacional.
Esquivel dice que van por el Consejo Fiscal, pero esperemos que una vez pasada esta normal ‘luna de miel’ después del 1 de julio, esa convicción se mantenga.
Un Consejo Fiscal es un grupo especializado que se encarga de proporcionar información, analizar y vigilar el desempeño del presupuesto público de manera independiente. Gracias a ello se pueden corregir mejor, a tiempo, errores y desbalances, por lo que es un contrapeso que hace mucha falta. El Congreso no ha fungido como ese contrapeso necesario.
La disciplina fiscal permitirá a México prepararse en tiempos de crecimiento, para una inevitable nueva recesión que tarde o temprano va a llegar a la economía de EU, y que desde luego terminará afectando a la nuestra. El último ‘bache’ económico fue en 2009, y este largo período de crecimiento sin recesión no será eterno.
Siempre será mejor que enfrentemos los problemas externos con la suficiente fortaleza financiera interna, pues no tenemos control sobre acciones externas e imprevistas –como las de Donald Trump contra el libre comercio-, pero sí sobre lo que aquí el gobierno va a gastar.
¿Será capaz AMLO, que es quien mandará sobre Urzúa, Esquivel y Herrera, de mantener la cabeza fría todo el sexenio en materia de gasto, incluso en los tiempos difíciles que irremediablemente vendrán?