LIBERTAD DE TRÁNSITO

PESOS Y CONTRAPESOS

La globalización, fenómeno que ha engendrado desde globalifóbicos hasta globalifílicos, puede definirse como el proceso por el cual los gobiernos disminuyen o eliminan las barreras que, arbitrariamente, levantaron a las relaciones entre personas de distinta nacionalidad. De llevarse a buen término el resultado será la globalidad, un mundo en el cual las personas, independientemente de su nacionalidad, podrán relacionarse como más les convenga sin que los gobiernos prohíban o limiten esas relaciones. Condición para lograr la globalidad es el libre tránsito entre naciones.
Un buen ejemplo de lo mucho que falta por hacer en materia de globalización, es decir, de disminución o eliminación de las berreras gubernamentales que todavía prohíben o limitan la relaciones entre personas de distinta nacionalidad, es el que tiene que ver con el tránsito de personas entre países, mismo que los gobiernos permiten siempre y cuando se cumplan ciertos requisitos, que los mismos gobiernos inventan y exigen, y que si no llegan a prohibir el tránsito de personas entre países si lo condicionan y, por ello mismo, lo limitan.
Buen ejemplo es la obligación de pasar por el puesto de migración y presentar el pasaporte y la visa. Sin visa, en los países en los que se exige, y sin pasaporte, en todos los países, no se puede entrar legalmente a un país, visas y pasaportes que muchos ven como algo normal, ejemplo de la soberanía nacional, que no pasa de ser poder gubernamental, algo muy distinto.




¿Qué diríamos si nos enteráramos que los jefes delegaciones, en la Ciudad de México, pretenden condicionar el tránsito de personas entre las distintas delegaciones citadinas exigiendo la presentación de una visa, sin la cual no entras? ¿Diríamos que es un atentando contra la libertad de tránsito, reconocida y garantizada en el artículo 11 la Constitución? Sí, eso diríamos y lo reprobaríamos.
¿Qué opinaríamos si nos enteráramos que los gobernadores de los distintos estados de la república mexicana tienen la intención de condicionar el tránsito de los mexicanos entre las distintas entidades federativas reclamando la presentación de una visa, sin la cual no transitas? ¿Opinaríamos, al igual que en el caso anterior, que se atenta contra la libertad de tránsito? Sí, eso opinaríamos y lo condenaríamos.
Entonces por qué, cuando ese tipo de medidas que prohíben o limitan el libre tránsito de personas entre naciones, las imponen los gobiernos nacionales, nos parecen correctas, ejemplo de la soberanía nacional que en estos casos no pasa de ser poder gubernamental.
¿Por qué lo que no aceptaríamos en casos interdelegacionales (entre delegaciones citadinas) o interestatales (entre estados de la república) nos parece normal en casos internacionales (entre naciones)?
Si en algún ámbito la globalización todavía deja mucho que desear, ese es el del libre tránsito. Y no solo no avanzamos, ¡retrocedemos!
E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx
Twitter: @ArturoDammArnal