ObamaCare: El gran hermano moderno.

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Kohoutek Velasco

Hubo un tiempo en el que Estados Unidos, la nación más poderosa, se llamó también la más libre, la que más procuraba al individuo y la que menos concesiones daba a sus gobernantes, algo que, en estas épocas contemporáneas, ha quedado atrás, por lo menos en lo que refiere a servicios de salud.
La Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible – O Patient Protection and Affordable Care Act – es para algunos la joya en la corona de Obama y, para otros, la cruz y loza que su mandato ha de heredar a las nuevas generaciones, no solo en cuestiones económicas, sino en ámbitos ideológicos.
Y es que si bien el ObamaCare no es una nacionalización de los servicios de salud, si puede tomarse como un paso en su dirección – Que no creo que llegue a tales extremos, no seamos fatalistas… ¿O sí? – pues da concesiones al estado, nuevamente crecido, para castigar a quienes decidan no contratar una póliza de seguro de gastos médicos. – lo verdaderamente grave del asunto, creo yo. – Es decir, ante Obama, quien decida voluntariamente no “cuidar de sí mismo” merece una reprimenda.
Más allá de la carga tributaria, de la regulación al mercado de las aseguradoras – que puede terminar en cosas muy graves, teniendo en cuenta que la última vez que se dio un servicio indiscriminado se generó una burbuja inmobiliaria, dicho sea de paso. Ojo aquí. – o de los daños económicos en el largo plazo, considero que el comenzar a retirar de los ciudadanos estadounidenses la responsabilidad de asumir y tomar tanto decisiones como consecuencias es un verdadero retroceso al hablar de libertad, de respeto al inviduo.
No es que yo esté en contra de la cobertura universal, o quiera hacer de los servicios de salud un privilegio, simplemente quiero mantenerlo y aterrizarlo como lo que es y debe ser: Un servicio. Es decir, un intercambio entre médicos y pacientes que, bajo común acuerdo, intercambian sus necesidades para obtener mutuos beneficios, ni más ni menos.
Creo, a su vez, que la manera óptima de asegurar un intercambio satisfactorio es mediante la competencia, la responsabilidad y la generación de condiciones que permitan este escenario, no bajo las buenas intenciones de unos pocos que a la larga se transforman ya no en víctimas “económicas” – De los altos impuestos, pues. – sino en víctimas mortales, a raudales y cantidades.
Mi problema con el ObamaCare es el mismo que tengo con todas las políticas que parten desde una raíz ineficaz, que no se cansan de sembrar y sembrar pese a su constante fracaso: La de la redistribución.
Hay que tener cuidado; El camino a la miseria está lleno de intenciones redistributivas o “de las buenas”, como prefieran llamarle.
“Kohoutek Velasco, miembro fundador de México Libertario. Ni de izquierda ni de derecha; Simplemente lógico. Activista y escritor liberal.”
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