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| Ricardo Homs |
El dramático incendio del buque tanque Burgos, comprado por PEMEX en 2010, y cargado con más de 85 mil barriles de combustible según unos y según otros con 80 mil barriles de diésel, 71 mil de Magna y 16 mil de otro tipo de gasolina, pudo convertirse en la mayor tragedia ecológica de la zona, que hubiera afectado la industria pesquera y el turismo, además de un daño irreparable a la ecología de los arrecifes.
Este grave accidente ocurrió frente a las costas de la Ciudad de Boca del Rio, en el Estado de Veracruz y a una distancia visible desde el boulevard costero de este municipio. Sin embargo, si hubiese ocurrido mar adentro, seguramente hubiese habido que lamentar la vida de sus 31 tripulantes, ya que la cercana ubicación del buque, permitió que fuesen rescatados desde el principio del suceso.
Desde las once de la mañana del sábado 24 de septiembre desde cualquier punto de la ciudad empezó a percibirse la humareda que generaba el barco. Para las dos de la tarde con telescopio se percibían las llamas y el intento de dos remolcadores y un buque que lanzaba espuma para controlar el incendio del combustible.
Este acontecimiento visible desde el boulevard costero se convirtió durante toda la tarde y noche en el espectáculo que todos querían ver. Las llamas eran visibles y el temor de que el casco del barco no resistiese las llamas y el combustible se derramase era el comentario obligado.
Por redes sociales empezaron a circular dramáticas imágenes tomadas seguramente desde su celular por quienes estaban intentando controlar el incendio y enviadas por redes sociales a sus amigos.
A media tarde ya circulaba también por redes sociales un diagnóstico de lo sucedido con información de primera mano por gente enterada. Se decía que al iniciarse el fuego ninguno de los tres sistemas de seguridad propios del buque logró activarse. Que las bombas que toman agua de mar para combatir un incendio tampoco funcionaron, lo cual hubiese cortado de inicio el peligro.
Entre el esfuerzo de quienes trabajaron para combatir el fuego y la lluvia nocturna, se logró contener el mayor riesgo, que era el derrame de hidrocarburos sobre el mar.
Como a las tres de la tarde del domingo ya se percibía totalmente controlado el fuego y el buque rescatado y fuera de peligro, por lo menos en su estructura externa.
Sin embargo, ya que lo que nos debe preocupar ahora es identificar qué sucedió. ¿Falta de mantenimiento al equipo contra incendio?. ¿Existía el equipo o se lo ahorraron durante la compra?. ¿Por qué un barco de tan sólo seis años de uso ya estaba en posición tan vulnerable?.
¿Cómo están los sistemas de seguridad del resto de la flota de PEMEX?.
No se debe minimizar el riesgo y debe exigirse el respeto a los protocolos de seguridad, pues un nuevo accidente como éste, podría tener conclusiones funestas para la vida de los tripulantes, para la ecología marina y para el patrimonio de los mexicanos, que administra PEMEX.
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