TRÁFICO DE ÓRGANOS

margarito
Ricardo Homs

En las redes sociales está circulando una nota informativa titulada “Militares detienen un camión que transportaba niños muertos sin órganos en carretera de Guerrero”. Dicha información  se obtiene accediendo al portal www.telodijeyo.com/2016/12/7894.html?m=1.
Dicha noticia consigna el nombre del chofer detenido y de sus cómplices y trae fotografías que tratan de avalar la información. Relata como fue detenido el chofer mientras circulaba en un tráiler por la autopista de Guerrero y al hacérsele una revisión en un retén militar, se descubrieron en la caja de dicho camión los cadáveres de niños y adolescentes, los cuales ya no traían órganos.
Sin embargo, las imágenes generan dudas pues se habla de la detención en Guerrero, pero en la fotografía se muestra al chofer escoltado por un agente de la PGJE y un militar y detrás de ellos está una manta de la Procuraduría de Justicia del Estado de Baja California.
De comprobarse la noticia, porque no se han encontrado referencias en ninguno de los medios de comunicación conocidos, esto sería un escándalo que daría la vuelta al mundo en unos cuantos minutos y acaparará la atención de la prensa internacional.
Lo relevante de este caso es que sin ninguna comprobación más que lo dicho por un portal de noticias privado, se da un fenómeno de validación de la información por parte de quienes lo leen simplemente porque la recibieron y el contexto de violencia organizada que vive el país, hace creíble la noticia.
La existencia de desapariciones inexplicables de gente muy joven y en su mayoría de segmentos de población que podríamos llamar , e incluso sectores de bajo nivel socioeconómico, hace creíble la noticia.
Estamos viviendo fenómenos de comunicación masiva sumamente peligrosos y de riesgo y sin embargo, el manejo de la comunicación gubernamental no se percibe traiga una estrategia de blindaje, incluso, para una situación de crisis informativa.
La gente por lo general valida información siguiendo su propia intuición y sin buscar confirmar su veracidad. La gente cree en aquello que confirma sus expectativas, opiniones o creencias.
Es grave la posibilidad de que se generen fenómenos de histeria colectiva a partir de información no validada.
La comunicación pública impacta el estado de ánimo colectivo y puede generar conductas públicas de dimensiones desconocidas.
Es necesario salir de la comodidad de las campañas creativas y entrar en la estrategia comunicacional y de opinión pública, pues “lo malo es lo que más se cuenta y cuenta mucho”.
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