ABRAMOS LOS OJOS Y ¡DEJEMOS DE SATANIZAR A LA PRIVATIZACIÓN!

JosueS
Josué Segura

Muchos satanizan el término privatización y toman a éste, como sinónimo de saqueo por parte de los particulares y en especial de los extranjeros, pero ¿Qué hay de malo en este término?
Primeramente, podríamos definir a la privatización como un sistema,  mediante el cual, empresas o servicios, son transferidas del sector público al sector privado, dejando a los particulares brindar estas “prestaciones” libremente y recordando que anteriormente habían sido monopolizados por el Estado.
Pero el discurso político de la izquierda, inspirado en el viejo pensamiento marxista, ha hecho de la estatización de los medios de producción (empresas, industrias y servicios) un deseo que nunca se ha de cumplir en la conducción de la vida social y económica de los pueblos.
Y por el contrario, han satanizado hasta el cansancio la privatización de las empresas, tratándolo a modo tabú, como si fuera un sacrilegio en perjuicio de los pobres, un atentado a la construcción de una sociedad de paz y justicia y hasta un delito de lesa patria.
El estandarte de “No a la privatización“, “las empresas privadas se llevan toda la riqueza de la nación y sólo explotan a la gente”, es meramente una excusa, sólo un mito, ya que quienes satanizan este término, son aquellos beneficiados de los monopolios estatales y sindicales que intentan ocultar sus privilegios o gastos sin pagar, tachando a diestra y siniestra cada reforma estructural, evitando una sana competencia (que se traduciría en mejores servicios básicos a los ciudadanos).
¿No nos hemos fijado en lo perjudicial de los monopolios estatales?
Echemos un vistazo a la terrible experiencia vivida de nuestros vecinos venezolanos, en estos terribles años del Socialismo Bolivariano, suficiente para demostrar con hechos contundentes lo dañino de la estatización de los  medios de producción, los efectos demoledores, la prueba grotesca e irrefutable de la ruina de una nación socialista y de las miserias a las que un pueblo es sometido cuando el populismo estatista se toma para sí, la propiedad, la gestión y manejo de buena parte del aparato empresarial que una sociedad ha sido capaz de generar.
Entonces ¡Abramos los ojos!
Lo que debemos hacer es, superar ese complejo, orientar a nuestros ciudadanos, asumir los temas de manera clara y sin rubores. Respetar la propiedad y la iniciativa privada, permitir la existencia de empresas y servicios privados en todas las áreas de la economía. Privatizar empresas públicas ineficientes y quebradas ¿A qué me refiero? Destruir los monopolios estatales, nuestros grandes lastres que muy caros nos han salido ¿Ejemplos? Pemex, CFE, CONAGUA, ISSSTE, IMSS, y ¿qué me dicen de la “Educación Pública”? Monopolios que por disposición del Estado son las únicas empresas o servicios que tienen el derecho de producir, generar, transportar, extraer, distribuir y hasta educar en México. Y sólo darle tareas esenciales al Estado en áreas donde los particulares no puedan hacerlo.
Entendamos que toda esta demagogia política entorno a la privatización, ha generado un derroche y robo de miles de millones de pesos, teniendo como consecuencia un incremento de manera exponencial el gasto público y claro está, siempre será un signo de nuestro atraso.
Ha llegado la hora de explicar la ineficiencia de la estatización, y la necesidad de privatizar buena parte de todo ese conjunto de empresas públicas. Sí, privatizarlas, no hay otro nombre, no lo llamemos de otra forma, no permitamos que la demagogia populista nos confunda. Los resultados están a la vista. Es hora de hacer eficiente al Estado para que pueda cumplir sus principales obligaciones y es necesario promover empresas creadoras de riqueza. Recordemos que sólo creando riqueza podremos superar la pobreza, y lograr entonces la justicia social.
La privatización en este sector o en cualquier otro, tiene como fines únicos, mejorar el desempeño de muchas instituciones del sector público, así como promover la eficiencia y la competencia, lo que al final provoca que los usuarios se vean beneficiados con mejores servicios y/o productos a menores precios.
Debemos ver que hay más alternativas a lo llamado “público“. No debemos dejarle estas funciones al gobierno, ya hemos visto que, entre más meta las manos en estos rubros, siempre terminará “metiendo la pata”.
¿Cómo es que, teniendo evidencia a favor de la privatización, se cree que estatizando y burocratizando empresas, mejorarán los servicios?
“Josué Segura, miembro fundador de México Libertario, estudiante de Derecho en la UNAM, colaborador en publicaciones, crítico político liberal.”
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