Al estilo Fox

margarito
Ricardo Homs

No cabe duda que Vicente Fox es controvertido, más por lo que dice que por lo que realiza.
Su planteamiento de convocar a la delincuencia organizada a un pacto con el gobierno es descabellado y más aún en boca de un expresidente de la república, que en su momento tuvo la encomienda y la obligación de combatir al crimen organizado. Las opiniones impactan a partir de quien las expresa. No vale lo mismo la de un expresidente, que la de un comentarista o un ciudadano.
¿Dónde sería el lugar idóneo para enmarcar un pacto de esta naturaleza?. ¿Palacio Nacional o Los Pinos?. Esta precisión es la única que le faltó externar.
Si hoy don Vicente fuese presidente ¿nos propondría a los mexicanos este pacto?. Su moral flexible y acomodaticia es escandalosa.
Lo que Fox no percibe es que con estas declaraciones públicas parece confirmar la idea que hay en muchos sectores de nuestro país de que como él no combatió al crimen organizado, en su sexenio la delincuencia creció de forma exponencial.
De hecho, aunque no hubiese habido un pacto formal que incluyese negociaciones, al ignorar al crimen organizado y hacer como que no lo veía, es como si se hubiese realizado de modo informal un pacto de no agresión entre su gobierno y los malhechores.
Por lo anterior, no es de extrañar que lo que está proponiendo hoy es que se oficialice este pacto.
En una conferencia que impartió don Miguel de la Madrid el 29 de marzo del 2010 en San Luís Potosí ante la Academia Mexicana de Derecho y Previsión Social, el expresidente externó que el expresidente Fox “permitió que la delincuencia creciera cuando aún podía resolverse”.
El 26 de agosto del 2011, después del atentado sangriento perpetrado contra el Casino Royale de Monterrey por parte de la delincuencia organizada, Vicente Fox propuso una tregua con los delincuentes. Los senadores panistas Fernando Elizondo, Felipe González, Beatriz Zavala y Juan Bueno calificaron de absurda esta propuesta.
De verdad es difícil imaginar que gente que tiene en su contra órdenes de aprensión acuda a una reunión con las autoridades para fijar un pacto.
Sin embargo, es grave reconocer que el pragmatismo propio de nuestra idiosincrasia nos hace olvidar que hay decisiones en las cuales la ética y los “valores” no permiten negociaciones.
Si hemos llegado a este nivel de violencia seguramente es porque muchos alcaldes de municipios en zonas de conflicto han tenido la misma ocurrencia que don Vicente y negociaron para “llevar la fiesta en paz” y esta “calma chicha” permitió que los cárteles del lugar se hicieran más fuertes y poderosos, lo que hace que hoy sea más costoso combatirlos. Es el pragmatismo “a la mexicana”, del cual el ex presidente Fox es su gurú.
Es importante que don Vicente se concientice que el nivel de la investidura presidencial le exige una mesura que generalmente no tiene. Que sus opiniones siempre van a ganar reflectores de televisión, espacios en radio y noticias de primera plana en la prensa escrita y por ello debe medir el impacto de sus propuestas. Es un líder de opinión cuyas propuestas tienen gran repercusión.
El grave problema de la justicia en México es que no se guía por valores morales, sino por decisiones prácticas que resuelvan el conflicto del momento al precio que sea, incluso de cometer aberrantes injusticias y enmascarar el problema para que se vuelva invisible momentáneamente. Sin embargo, llega un día en que se vuelve incontenible y explota. Esta ha sido la historia del combate a la delincuencia en México.
Esta visión es la que está implícita en la propuesta del expresidente Fox. Por ello no debemos tomarla “a la ligera”.