ANÁLISIS DEL IGAE

PESOS Y CONTRAPESOS

Durante el sexenio pasado, midiendo el crecimiento por el comportamiento de la producción de bienes y servicios para consumo final, el PIB, la economía mexicana creció, en promedio anual, 2.4 por ciento, dividiéndose el sexenio, para fines del crecimiento económico, en dos etapas.
La primera, de 2013 a 2015, con un crecimiento del PIB cada vez mayor: 2013, 1.4 por ciento; 2014, 2.8 por ciento; 2015, 3.3 por ciento, lo cual dio como resultado un crecimiento promedio anual de 2.5 por ciento.
La segunda, de 2016 a 2018, con un crecimiento de la economía cada vez menor: 2016, 2.9 por ciento; 2017, 2.1 por ciento; 2018, 2.0 por ciento, lo cual dio como resultado un crecimiento promedio anual de 2.3 por ciento.




Todo lo anterior se encuentra dentro de lo normal. Entre 1934 y 1982 el crecimiento promedio anual de la economía mexicana fue 6.2 por ciento. En 1983, consecuencia de los errores de política económica cometidos durante la docena trágica (los sexenios de Echeverría -1970 a 1976 – y López Portillo -1976 a 1982-), perdimos el crecimiento elevado, y de 1983 a 2018 el crecimiento promedio anual de la economía mexicana fue 2.3 por ciento, lo que hace que los resultados del sexenio de Peña Nieto se encuentren dentro de lo normal, normalidad mediocre, mediocridad que, todo así lo indica, seguirá siendo la regla.
La media de las respuestas a la pregunta por crecimiento promedio anual de la economía mexicana en los próximos diez años, de la Encuesta sobre las Expectativas de los Especialistas en Economía del Sector Privado, del Banco de México, correspondiente a enero, es 2.4 por ciento, solamente una décima de punto porcentual por arriba del promedio de los últimos 36 años.
Sintetizando: bajo crecimiento con tendencia a la baja, como lo confirma el comportamiento del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) que, a diferencia del PIB, que se reporta cada tres meses, se publica mes tras mes. Ya contamos con la información completa para el 2018.




En términos anuales (comparando cada mes con el mismo mes del año anterior), y con datos originales, en octubre el IGAE creció 2.9 por ciento. Un mes después, en noviembre, creció mnenos, 1.8 por ciento. ¿Qué pasó en diciembre? El IGAE no creció. Su variación porcentual anual fue 0.0 por ciento.
En términos anuales, y con cifras desestacionalizadas (eliminando los efectos calendario y estacionales, lo cual permite comparar mejor), en octubre el IGAE creció 2.0 por ciento. En noviembre, un mes después, creció menos, 1.8 por ciento. ¿Qué sucedió en diciembre? El IGAE volvió a crecer menos, solamente 0.2 por ciento.
Ya sea que se analice con las cifras originales, o con los datos desestacionalizados, el resultado es el mismo: bajo crecimiento con tendencia a la baja. Si lo primero (bajo crecimiento) es preocupante, lo segundo (con tendencia a la baja) lo es más.
¿Vamos rumbo a la recesión?
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