ART. 39 CFF

PESOS Y CONTRAPESOS
El aislamiento ha ocasionado caídas en las ventas de muchas empresas, y por lo tanto en sus ingresos, muchas de las cuales corren el riego de quebrar, con el efecto que ello tendría sobre los puestos de trabajo y fuentes de ingreso de los trabajadores, y sobre el bienestar de sus familias, que depende de esos trabajos e ingresos.




Una manera de, en la medida de lo posible, contrarrestar los efectos negativos del aislamiento sobre la operación de las empresas, es reduciendo sus costos de producción, de los cuales forman parte los impuestos (¡el gobierno les cobra por producir satisfactores, crear empleos y generar ingresos!), cuya condonación o exención (mejor la segunda que la primera) ayudaría a preservar puestos de trabajo y fuentes de ingreso, la mejor manera de ayudar a los trabajadores y a sus familias en situaciones de emergencia económica como la presente.
El obstáculo lo encontramos en el primer párrafo del artículo 28 constitucional, en el cual leemos que “en los Estados Unidos Mexicanos quedan prohibidas (…) las exenciones de impuestos en los términos y condiciones que fijan las leyes”, por lo que hay que recurrir a las mismas para ver si hay excepciones a la regla, que encontramos en el artículo 39 del Código Fiscal de la Federación, en el cual se apunta que “el Ejecutivo Federal mediante resoluciones de carácter general podrá: 1. Condonar o eximir, total o parcialmente, el pago de contribuciones y sus accesorios, autorizar su pago a plazo, diferido o en parcialidades, cuando se haya afectado o trate de impedir que se afecte la situación de algún lugar o región del país, una rama de actividad, la producción o venta de productos, o la realización de una actividad, así como en casos de catástrofes sufridas por fenómenos meteorológicos, plagas o epidemias”. Subrayo la última palabra: epidemias.




Queda claro que el Ejecutivo Federal, AMLO, tiene la facultad, en caso de epidemia, y con el fin de evitar que se afecte, no a una rama de la actividad económica, sino en este caso a la economía en su conjunto, para, mediante resolución de carácter general, decretar la condonación o exención de impuestos (¡mejor la segunda que la primera!), lo cual reduciría los costos de producción de las empresas, una de las medidas que deben tomarse para, en la medida de lo posible, evitar su quiebra y, por ello, la pérdida de puestos de trabajo y fuentes de ingreso.
El problema es la animadversión que AMLO le tiene a la empresa privada, lo que le impide, en este caso, distinguir entre rescatar empresarios y preservar puestos de trabajo y fuentes de ingreso para los trabajadores que, insisto, es la mejor manera de ayudarlos a ellos y a sus familias.
En este, como en otros casos relacionados con la economía, el problema es AMLO.
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