¿BANCOS CENTRALES CONTRA LA INFLACIÓN? (NUNCA COMBATA UN INCENDIO CON GASOLINA)

Es curioso que los principales responsables de la expansión monetaria y del crédito, los bancos centrales del mundo, se dividan ya entre los que no ven la inflación y los que comienzan a “preocuparse” por ella. Ninguno tiene remedio, pues si bien la desvergüenza de los primeros es mayor, los segundos se rasgan las vestiduras en el tema como si en ello no tuvieran nada que ver.
Las muestras más representativas de cada caso, son la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos y el Banco Central Europeo (BCE). Banco de México ha tomado partida del lado de la Fed, pues además sus respectivos titulares han concluido lo mismo: no hay presiones inflacionarias serias, pero de llegar a existir por los precios del petróleo y demás commodities, éstas serán “temporales”. Basta revisar las declaraciones de Bernanke y Carstens para notar sus coincidencias.

Estas falaces conclusiones, así como la fingida preocupación por el incremento de precios, nos revelan su nula comprensión de este fenómeno monetario o su desfachatez. Esta semana, el presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, coordinó conversaciones entre los principales banqueros centrales en las que descargó toda la responsabilidad de lo que llamó “amenaza de inflación”, en los precios del crudo y alimentos. En otras palabras, fue capaz de ver el peligro presente pero ninguna de sus causas estructurales, como si la inflación fuese un asunto de generación espontánea. En cambio, siempre será más fácil atribuir las vicisitudes a coyunturas externas como la inestabilidad en Medio Oriente.
Para contrarrestar estos riesgos, Trichet dio señales de que está listo para comenzar a subir las tasas de interés en la zona Euro. Sin embargo, poco éxito puede augurarse a su intento, pues contra el incendio inflacionario más grande de la historia un solo carro de bomberos con un chorro insignificante de tipos de interés, nada podrá hacer contra las grandes oleadas de combustible (dinero de papel) que se arrojan desde América a todo el orbe.
La apuesta de Carstens, Bernanke y Trichet es que el sobrecalentamiento de economías emergentes como la china, provoque una desaceleración que alivie las presiones en las commodities. Pero el tsunami de liquidez que devalúa al dólar, no se detendrá en el corto plazo, por lo que tanto alimentos como energéticos continuarán su tendencia alcista. Es más, incluso de presentarse una pronunciada desaceleración, los problemas de oferta que atraviesan las commodities seguirán presionando los precios.
Por ese motivo, la lucha de “todos contra la inflación” sólo puede ser liderada por los propios ciudadanos. Aquél que piense que los banqueros centrales le pondrán fin a este problema, verá perder con impotencia la capacidad de compra de su dinero. De ahí que resulte indispensable proteger el valor de lo ganado, jugando las contras a los que se empeñan en robar de los bolsillos de todos. El ahorro en onzas de plata amonedadas como la “Libertad”, en México; las “Eagles”, en la Unión Americana; las “Maple Leaves”, en Canadá, etc., es sin duda una opción insoslayable.
A propósito de la plata, las últimas semanas ha tocado máximos de 31 años, y aunque una corrección parece inminente, lo cierto es que los fundamentos para que su “bull market” (mercado a la alza) continúe, siguen sólidos. A pesar de eso, con tristeza vemos que en México, por un lado, se sigue desaprovechando la oportunidad de monetizar la onza Libertad, y por otro, que la demanda de dicha moneda podría estarse desacelerando.
Según informa Banxico en respuesta a la solicitud de información OFI006-3646 realizada por este columnista, la colocación de onzas Libertad se disparó de 375,282 piezas en 2007, a 1,275,731 en 2008, cuando inició la crisis. Sin embargo, para 2009 sólo creció 20.25 por ciento más, y para 2010 cayó 26.07 por ciento a 1,134,043 unidades. ¿Será acaso que haya quien sí se esté creyendo el cuento de la recuperación? Que cada uno decida qué camino tomar, pero ante la posibilidad de una gran tormenta, más valdrá siempre estar preparados.