BANXICO, DOS CONSIDERACIONES

PESOS Y CONTRAPESOS
Dos son las críticas al decreto de reformas a la Ley del Banco de México con el fin de obligarlo a adquirir los dólares sobrantes de la banca comercial, los que no pueden venderse o exportarse. Primera: el riesgo de que el Banco de México adquiera dólares de procedencia ilegal. Segunda: dicha obligación viola su autonomía.
¿Qué probabilidad hay, si el Banco de México tiene que adquirir los dólares sobrantes de la banca comercial, de que algunos sean de procedencia ilegal y no de remesas o turismo? Esta pregunta nos lleva a esta otra: ¿Qué tan eficaces son los filtros que aplica la banca comercial para no captar dólares de procedencia ilegal? ¿Qué tan eficaces son las medidas contra el lavado de dinero de la banca comercial? Si son cien por ciento eficaces (¿lo son?) aquella probabilidad es cero.
(Dicho sea de paso, según datos del Banco de México, entre enero y septiembre los bancos lograron vender o exportar el 98 por ciento de los dólares captados).
Si la Cámara de Diputados aprueba lo ya aprobado por la Cámara de Senadores, y al Banco de México se le obliga a adquirir los dólares sobrantes de la banca comercial, ¿se violaría su autonomía?
Leemos en el artículo 28 constitucional que “el Estado tendrá un banco central que será autónomo en el ejercicio de sus funciones y en su administración”, autonomía que implica, entre otras cosas, el manejo independiente de las reservas internacionales, independencia que se limita si al Banco de México se le impone la obligación de adquirir los dólares sobrantes de la banca comercial, que estaría sujeta a un riesgo moral: no “echarle todas las ganas” para vender o exportar los dólares que capta, sabiendo que el banco central tiene la obligación de comprárselos.
La autonomía del Banco de México no consiste, únicamente, en el hecho de que, como se dice en el artículo 28 de la Constitución, “ninguna autoridad (pueda) ordenar al banco conceder financiamiento”, es decir, producir dinero y dárselo para que lo gaste, lo cual, por la vía de un mayor gasto gubernamental, aumenta la demanda agregada, y si la oferta agregada, ya sea por el lado de la producción interna o de las importaciones, no aumenta en la misma proporción, ocasiona el alza general de precios, la pérdida en el poder adquisitivo del dinero, la inflación.
Considero que la probabilidad de que a sus reservas lleguen dólares de procedencia ilegal, suponiendo que el Banco de México tenga que comprar los dólares sobrantes de la banca comercial, es baja. Pero el que exista debe llevar a la prudencia.
Lo que sí queda claro es que, si al Banco de México se le obliga a comprar los dólares sobrantes de la banca comercial, se viola su autonomía, violación que resulta inconstitucional. El que los senadores no lo hayan visto es grave. Los diputados, ¿lo verán?
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