CONTRABANDO: CONFUSIÓN Y ABUSO (Primera de cinco partes)

PESOS Y CONTRAPESOS

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Arturo Damm Arnal

Leo, en un cartel de la PRG, lo siguiente: “Comprar mercancía ilegal nos afecta a todos. Adquirir juguetes, ropa o calzado introducidos ilegalmente al país, fomenta el delito de contrabando que se castiga con 9 años de prisión”, llamada de atención de la PGR que muestra la enorme confusión que priva entre nuestros gobernantes en torno al tema del comercio entre personas de distinta nacionalidad (el llamado comercio internacional, y escribo “mal llamado” porque las naciones no comercian entre sí, sólo las personas, cuya nacionalidad no debería de tener, para efectos del intercambio comercial, mayor importancia), confusión que es el origen de muchos abuso en contra de los derechos e intereses de los consumidores mexicanos.
Son actividades delictivas, por su propia naturaleza, ¡no por definición arbitraria del gobierno!, aquellas que violan derechos de terceros: matar, que viola del derecho a la vida; esclavizar (por ejemplo: secuestrar), que viola el derecho a la libertad; robar, que viola el derecho a la propiedad; el incumplimiento de los contratos, que viola el derecho a que la contraparte cumpla con lo acordado libremente. Todas estas son actividades delictivas por su propia naturaleza y, por ello, deben estar prohibidas por las leyes, y deben ser castigadas por la autoridad.
Tomando en cuenta lo anterior, pregúntese si el intercambio comercial entre un mexicano y un extranjero, cualquiera que sea su nacionalidad, es una actividad delictiva por su propia naturaleza. ¿Lo es? ¡Claro que no! Entonces, ¿por qué habría de prohibirlo la ley y castigarlo la autoridad, tal y como sucede en muchas casos que involucran bienes como los señalados en el cartel de la PGR: juguetes, ropa, calzado?
Usted, lector, ¿le reconoce al gobierno el derecho de prohibirle comprar lo que le dé la gana en donde le dé la gana? Ese derecho, ¿es un verdadero derecho o solamente un poder arbitrario? Y aquella compra, ¿es una actividad delictiva por su propia naturaleza? Y si no la es, ¡y no la es!, ¿por qué se la prohíbe el gobierno?
Continuará.
E-mail: arturodamm@prodigy.net.mx
Twitter: @ArturoDammArnal