¿Conviene adelantar el pago de deudas?

Durante la semana pasada, algunos suscriptores nos han consultado sobre la conveniencia o no de pagar deudas por adelantado. Llama la atención que varias consultas sean sobre este tema, y quizás, tenga que ver con la baja de tasas que, por tercera vez este año, realizó el Banco de México (Banxico). Con este recorte, su tasa objetivo quedó en 7.50 por ciento, que no es demasiado lejos del 8.25 por ciento en que comenzó 2019, pero que ha puesto a muchos a pensar sobre si esta tendencia continuará. Si así fuera, tendría sentido comenzar a cuestionarse si uno debe priorizar el pago de deudas, contraer más, o mejor dedicar dinero a invertirlo de otra manera.
La respuesta correcta es: depende. Hay deudas de todo tipo, a diferentes plazos, con distintas condiciones y en ocasiones hasta en distintas monedas.
Sin embargo, podemos decir que hay algunas que no tiene mucho caso extinguir por anticipado. Por ejemplo, las cuentas a “meses sin intereses” (entre comillas, pues esto es más una estrategia publicitaria que una realidad), pues al ser una deuda fija a plazo establecido, no habrá ningún beneficio ni ahorro en caso de pagar por anticipado. Por eso, es preferible poner más atención a créditos que estén a tasa variable, o que al abonar a capital sí nos permiten pagar menos intereses mes con mes.
En este último caso se encuentran créditos personales, hipotecarios, de nómina, de auto, saldos en tarjetas de crédito, etc.
Si usted tiene este tipo de cuentas por pagar en pesos, y por otro lado tiene ahorros o liquidez suficiente para disminuirlas o extinguirlas, le recomiendo que lo haga. Lo mismo aplica si como persona o empresa, sus deudas son en dólares y genera sus ingresos en pesos, pues con la caída que se espera tenga nuestra divisa, el pago de esos créditos se le puede ir al cielo.
Cosa distinta puede ser si genera sus ingresos en dólares, pues de ser así, lo mejor no sería liquidar deudas en dicha moneda, sino destinarlas a una inversión que prometa altos rendimientos como las que le recomendamos en nuestro boletín Top Money Report.
Las deudas véalas como una “inversión al revés”, que en lugar de hacerle ganar dinero, le hacen perderlo. Del otro lado de la hoja de balance, su acreedor lo ve como un activo que le dará rendimientos.




Es como cuando usted coloca su dinero en un pagaré o cetes: lo que hace es prestar su dinero a determinada tasa, y el deudor -banco, empresa, persona o gobierno-, promete regresárselo en cierto tiempo con un beneficio adicional (sus intereses ganados).
La clave está aquí en que los créditos siempre tienen un costo que es conocido de antemano (la tasa de interés) -por lo que hay certeza y cuantificación real de su costo-, mientras que las buenas inversiones -que siempre conllevan algo de mayor riesgo-, nunca tienen un rendimiento preestablecido o garantizado.
Justo esta es la razón de que le recomiende priorizar el pago de deudas, antes que invertir. Comience por los créditos que signifiquen un mayor pago de intereses, y que por lo tanto, al abonarles a capital o liquidarlas, le significarán un mayor ahorro. Véalo pues, como otra forma de invertir para disminuir sus gastos y costos.
La excepción a esta regla pueden ser créditos hipotecarios o sobre activos que le estén generando utilidades. Si estas son por lo menos suficientes para amortizar dicho crédito, tampoco sería conveniente darle prioridad a la liquidación, pues se está “pagando solo”.




De igual modo, si está en una etapa cercana a la conclusión del plazo de su hipoteca, la mayoría de su pago es a capital, más que a intereses, por lo que sería conveniente pensar más en invertir redituablemente, que en anticipar pagos. Lo contrario aplica para los primeros años de un crédito de este tipo, cuando casi la totalidad de las parcialidades, son intereses.
En suma, casi siempre es mejor idea salir de deudas, antes que invertir. Si es su caso, no lo dude y ponga manos a la obra. Ya sabe, no deje que le afecte eso que llamamos la enfermedad financiera de la “parálisis del inversor”, de quien se la pasa esperando el “mejor momento” para realizar lo que sabe que le conviene. No sea de esos.
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