DESCONFIANZA

PESOS Y CONTRAPESOS
Dos son los grandes frentes de la economía: el de la producción, por un lado, el del consumo, por el otro, ubicándose el primero en el campo de los medios y el segundo en el de los fines. La producción de satisfactores es el medio para poder consumir, que es el fin. No puede consumirse lo que no se ha producido.
Una de las condiciones para que la economía funcione correctamente es la confianza de los agentes económico, tanto por el lado de la producción como por el del consumo, de tal manera que a mayor confianza mejor desempeño de la economía, y viceversa: a mayor desconfianza peor desempeño.
De la confianza de los empresarios dependen las inversiones directas, que producen bienes y servicios, crean empleos y generan ingresos. De la confianza de los consumidores depende la demanda de bienes y servicios, que es condición necesaria para su producción: si se demanda menos se produce menos, lo cual se traduce en menos empleo y menos ingreso, lo cual genera menos demanda, lo cual se traduce nuevamente en menos empleo y menos ingreso, generándose un círculo vicioso.
¿Cómo andamos en México en materia de confianza, tanto de los empresarios como de los consumidores?
(Para responder usaré los índices de confianza del consumidor y del empresario del INEGI, que van de 0 a 100 puntos: entre 0 y 50 hay desconfianza, siendo 0 desconfianza total; entre 50 y 100 hay confianza, siendo 100 total confianza).
En abril de 2018, 2019 y 2020, el Índice de Confianza del Consumidor se ubicó en 35.6, 45.5 y 32.2 unidades, respectivamente. Comparando 2020 con 2019 hubo un aumento en la desconfianza de los consumidores, que ya se está traduciendo en un menor consumo: durante el primer bimestre de 2019 la compra de bienes y servicios creció 2.15 por ciento; durante el primer bimestre de 2020 decreció 0.15.
En abril de 2018, 2019 y 2020, el Índice de Confianza Empresarial, respecto a la confianza para invertir directamente en el país, fue en cada año de 35.6, 36.8 y 11.3 puntos. Comparando 2020 con 2019 hubo un preocupante aumento en la desconfianza de los empresarios, lo cual ha ocasionado una menor inversión fija bruta en instalaciones, maquinaria y equipo, parte esencial de la inversión directa: a lo largo del primer bimestre de 2019 dicha inversión decreció 0.3 por ciento; durante el mismo periodo de 2020 decreció 9.8.
Si aumenta la confianza de los empresarios pueden aumentar la inversiones directas, y con ellas la creación de empleo y generación de ingreso, condición necesaria (más no suficiente) para que aumente la confianza de los consumidores.
¿Cuál debe ser el primer paso para romper el círculo vicioso menor demanda = menor producción = menos empleos y menos ingresos? Retomar la confianza de los empresarios, algo que la 4T no está dispuesta a hacer.
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