DESPROPÓSITO

PESOS Y CONTRAPESOS
En la página 22 del documento La nueva política económica en los tiempos del coronavirus, AMLO escribe que “si se aplica la austeridad como forma de gobierno, puede convocarse también a la colectividad a convertirla en una forma de vida; es pues, urgente empezar a convencer y persuadir, con el proverbio del poeta Salvados Díaz Mirón, que ‘nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto’”, y nos pide que “imaginemos lo importante que sería en lo personal y colectivo que le bajáramos al consumismo, a las extravagancias y se disminuyera la frivolidad; que en vez de ser uno de los países donde más se compran productos de lujo pasáramos a ser, lo más pronto posible, uno de los pueblos más sobrios, con menos ostentación, derroche y, sobre todo, con menos desigualdad social”.
Cito completo a Díaz Mirón: “Sabedlo soberanos y vasallos, próceres y mendigos: nadie tendrá derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo estricto. Lo que llamamos caridad y ahora es solo un móvil íntimo, será en un porvenir lejano o próximo el resultado del deber escrito. Y la equidad se sentará en el trono del que huya el Egoísmo, y a la ley del embudo, que hoy impera, sucederá la ley del equilibrio”.




Lo que dice Díaz Mirón es que la caridad, que es una virtud, y que para que lo siga siendo debe ejercerse libremente, a partir de “un móvil íntimo”, será sustituida por la redistribución del ingreso, realizada por el gobierno, “resultado del deber escrito”, esencia del Estado de Bienestar. Al respecto escribe AMLO en la página 61 de su libro Hacia una economía moral que vamos a “procurar que el Estado democrático (que para todo efecto práctico es el gobierno en turno) distribuya con equidad (…) el ingreso y la riqueza del país”, lo cual se hace, ¡como se viene haciendo desde hace décadas!, con el gobierno quitándole a Pedro lo que, por ser producto de su trabajo, es suyo, para darle a Juan lo que, por no ser producto de su trabajo, no es suyo, lo cual, para decirlo con Federico Bastiat, es una expoliación legal.




Si crees que debemos vivir gracias al trabajo propio (no del de los demás), que tenemos derecho al producto íntegro de nuestro trabajo (que nadie más tiene derecho a una parte del mismo), y que la ayuda que nos brindemos unos a otros debe ser voluntaria (no exigida por el gobierno), entonces no debes estar a favor, ni del Estado de Bienestar, ni del gobierno redistribuidor del ingreso, que obligan a unos (a quienes les quita) a ayudar a otros (a quienes les da), haciendo que los segundos (a quienes les da) vivan a expensas de los primeros (a quienes les quita), no reconociendo el derecho de los primeros (a quienes les quita) al producto íntegro de su trabajo.
El proverbio de Díaz Mirón, bien analizado, es un despropósito.
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