¿EL BENEFICIO DE LA DUDA?

PESOS Y CONTRAPESOS

Ayer AMLO cumplió 75 día al frente de la presidencia de la república (así, con minúsculas), lo que equivale al 3.47 por ciento de los 2 mil 162 días que la presidirá, considerando que su gobierno terminará el 31 de octubre de 2024, y tomándole la palabra de que no se reelegiría, como lo ha dicho en más de una ocasión.
Dado lo anterior es que no faltan quienes opinan que no es correcto criticar a AMLO, que los resultados todavía no están a la vista, que hay que darle tiempo, que hay que otorgarle el beneficio de la duda. A mí, que lo he criticado, me lo han dicho, de buena y de mala manera, en más de una ocasión.
Es verdad que ciertos resultados todavía no están a la vista. Obvio que, por poner un ejemplo, todavía no está a la vista el crecimiento promedio anual de la economía mexicana durante el sexenio de AMLO, que, según el mismo, será del 4.0 por ciento. Por supuesto que, por poner otro ejemplo, todavía no está a la vista el comportamiento del tipo del cambio peso – dólar durante el gobierno de AMLO. Claro que, por poner un ejemplo más, todavía no está a la vista el comportamiento de la recaudación durante la administración de AMLO, ni los efectos que ello podrá tener sobre los impuestos y/o la deuda gubernamental. Todo ello, y mucho más, todavía no está a la vista, y por ello, hasta donde yo sé, nadie lo ha criticado.




Sin embargo, hay muchos resultados que ya están a la vista, y pongo el que más me preocupa, por el cual no puedo otorgarle a AMLO el beneficio de la duda. Me refiero a la cancelación de la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco, el NAICM, una decisión irracional, desde cualquier punto de vista. ¡Y no me salgan con el cuento, por más que haya habido una consulta popular de por medio, que la decisión la tomó el pueblo! Esa sola decisión me impide darle a AMLO el beneficio de la duda, por más pequeño que pudiera ser.




AMLO estaba frente a la posibilidad, mejor imposible, de no tener que pagar (la iniciativa privada estaba dispuesta a concluir la obra), y sí tener aeropuerto, que iba a ser rentable, y terminó decidiéndose a favor de pagar (¡con cargo a los contribuyentes!) para no tener aeropuerto, peor imposible. A alguien que toma este tipo de decisiones no debe dársele el beneficio de la duda.
Si a lo anterior le sumamos, desde los precios de garantía, pasando por el desabasto de gasolina, hasta su negativa para usar la legítima fuerza del Estado para liberar las vías de ferrocarril en Michoacán, se afirma mi certeza de que no debemos darle el beneficio de la duda, por más que, hasta ayer, haya transcurrido solamente el 3.47 por ciento del tiempo total de su gobierno.
Quienes, tal vez de buena fe, piden que a AMLO se le conceda el beneficio de la duda, ¿no se dan cuenta de lo que está pasando? ¿No se dan cuenta de hacia dónde nos está llevando AMLO?
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