EL CONSUMO

PESOS Y CONTRAPESOS

El desempeño de la economía debe medirse a nivel de la economía familiar, del bienestar de sus miembros, que depende de la cantidad, calidad y variedad de los bienes y servicios de los que dispongan.
A ese nivel, el de la economía familiar, cuatro son las variables importantes: empleo, ingreso, poder adquisitivo y consumo. En México no contamos con un indicador del bienestar económico de las familias como tal (sería bueno que el INEGI creara uno), pero tenemos indicadores de empleo, remuneraciones, poder adquisitivo (inflación), y compra de bienes y servicios (paso previo al consumo), que nos ayudan a tener una idea del bienestar económico de las familias.
La semana pasada el INEGI dio a conocer los resultados del Indicador Mensual del Consumo Privado (IMCP), para noviembre, que mide el comportamiento del gasto realizado por los hogares residentes del país en bienes y servicios de consumo final, tanto nacionales como importados, sin contar compras de viviendas y objetos valiosos.




En términos anuales (comparando noviembre de 2018 con noviembre de 2017), el IMCP creció 2.1 por ciento. Dos años antes, en noviembre de 2016, creció 3.5 y un año antes, en noviembre de 2017, lo hizo al 2.8. En comparación anual sumamos dos años con el IMPC creciendo cada vez menos. Mal.
En términos mensuales (comparando noviembre con octubre), el IMPC creció 1.1 por ciento. Dos años antes, en noviembre de 2016, creció 0.1 y un año antes, en noviembre de 2017, lo hizo al 0.5. En comparación mensual sumamos dos años con el IMPC creciendo cada vez más. Bien.
En términos anuales el crecimiento promedio anual del IMPC entre enero y noviembre de 2016, 2017 y 2018 fue, respectivamente, 4.05, 3.43 y 2.27 por ciento, con una clara tendencia a la baja.




En términos mensuales el crecimiento promedio anual del IMPC durante los primeros once meses de 2016, 2017 y 2018 fue, correspondientemente, 0.35, 0.06 y 0.11 por ciento, con una ligera recuperación en 2018.
Dado el comportamiento del IMPC en noviembre, sobre todo en términos anuales, llama la atención que en ese mes del Índice de Confianza del Consumidor (ICC) se ubicó en las 41.2 unidades, 4.9 puntos por arriba en comparación con noviembre de 2017, mes en el que se ubicó en 36.3 puntos.
Si el ICC se ubica por debajo de los 50 puntos no encontramos en zona de desconfianza, si se ubica por arriba nos encontramos en zona de confianza, lo cual quiere decir que, en noviembre pasado, pese a los malos resultados del IMPC, la desconfianza de los consumidores resultó menor. ¿Qué pudo haber compensado el menor crecimiento del IMPC? ¿Más empleo? ¿Más ingreso? ¿Menor inflación? Pero más empleo, más ingreso y menos pérdida en el poder adquisitivo del dinero, suponiendo que así haya sido, ¿no deberían de haberse traducido en más consumo, sobre todo habiendo tantas necesidades insatisfechas?
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