El legado del viaje papal

margarito
Ricardo Homs

Este viaje más que un tour religioso, fue un verdadero viaje de trabajo del Papa Francisco, con el objetivo claro de definir ante la curia mexicana cual es la nueva visión pastoral que él promoverá desde el Vaticano.
No visitó los lugares turísticos, sino aquellas zonas donde hay tareas pendientes por realizar. Vino a sembrar esperanza en los lugares más agobiados por las adversidades, perfectamente escogidos por estar asociados a los temas fundamentales de su agenda pastoral.
La violencia y falta de valores morales asociado esto con la pobreza, como se vive en Ecatepec. Su preocupación por el trabajo pastoral pendiente frente a las etnias, lo que se refleja en el abandono de la religión católica, para lo cual seleccionó como foro a Chiapas. El problema de los migrantes, asediados por el crimen organizado pero también por las autoridades más corruptas y una sociedad indolente e insensible ante estos dramas cotidianos, para lo cual escogió irse a la frontera con Estados Unidos, incluso para dejar claro al bufón Trump cuál es la postura de la Iglesia. Su viaje a Morelia, fue la contraparte del que hizo a Chiapas. Seleccionó a una zona altamente significativa e importante para la evangelización iniciada hace casi 500 años, -donde don Vasco de Quiroga realizó una importante labor misionera con los tarascos-, pero que hoy asediada por la violencia criminal.
También es fundamental entender que dio línea a la alta jerarquía católica local de lo que espera de ellos y que es un gran trabajo social, -no con visión política-, pues es evidente que no es un hombre de ideologías, -lo cual ha dejado claro al no aceptar la Teología de la Liberación, que lleva un sesgo dogmático político-, sino desde el más profundo espíritu cristiano de solidaridad con los vulnerables, como el que se desprende de la palabra de Jesús.
Su visita a Chiapas puntualizó que fomentar el sincretismo religioso, -o sea la liturgia católica respetando la sensibilidad cultural de las etnias-, es el camino para revertir este proceso de abandono de la religión católica que se está dando en esas zonas, pues se sabe que Chiapas es el estado con menor número de católicos practicantes desde el punto de vista porcentual. Ahí mismo acudió a dar un mensaje de concordia, para hacer regresar a quienes abandonaron la grey católica.
Sin embargo, el mensaje más determinante y claro fue la reivindicación de la imagen pública del obispo Samuel Ruíz, denostado por la misma curia mexicana tradicionalista, que lo catalogó en su momento como un revoltoso y solapador de guerrilleros, por su cercanía con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, el famoso EZLN.
Tuvo la significativa intención de visitar su tumba e hincado orar por él, -con lo cual dio su aval y reconocimiento póstumo a su legado pastoral. Sin embargo, no se reunió ni con el subcomandante Marcos ni con miembros del EZLN, con lo cual se deslindó de cualquier implicación política. Esto quiere decir que respaldó y revaloró su misión evangelizadora y social para atender las necesidades espirituales y materiales de las etnias chiapanecas, pero desde la visión cristiana y no política.
A sus detractores dentro de la Iglesia el Papa Francisco les debe haber dejado un nudo en el estómago y más aún cuando esto se vincula con el regaño muy bien matizado y suavizado desde la óptica patriarcal, en su reunión con los obispos, quienes pidió alejarse de los lujos y comodidades, así como controlar su fascinación por estar cerca de quienes detentan el poder político del país.
El Papa Francisco dio la impresión de conocer muy bien a la curia mexicana.
Seguramente dejó pendientes, pero que era imposible atender por falta de tiempo y problemas de agenda
Está quedando claro que sabe llegar al corazón de los feligreses y conoce las complejidades del alma humana, -como lo demostró al hablar de la familia y la imposibilidad de que se den relaciones de pareja perfectas-, pero lo que no sabíamos es que es un gran político que está cambiando la forma de hacer política.
No es un político tradicionalista, -sino innovador-, que sustentado en su innegable carisma está cambiando las reglas.
En México habló fuerte y así deben haberlo entendido en Los Pinos, pero supo identificar donde estaba la frontera de la imprudencia y quedarse en la raya, -sin cruzarla-, para poder tender un puente de comunicación con el Estado Mexicano y ejercer presión cuando sea necesario.
Su escala en Cuba para entrevistarse con la cabeza de la Iglesia Ortodoxa Rusa, teniendo como anfitrión al presidente Raúl Castro, también muestra que ya aprendió el oficio de ser Jefe de Estado, o que por lo menos tiene gente experta que le ayuda a trabajar la política exterior.
Este ha sido un viaje papal sumamente productivo y revelador de lo que será la Iglesia Católica en el futuro.
E-mail: ricardo.homs@usa.net