EL PROBLEMA Y LA SOLUCIÓN (III/VI)

Para minimizar la escasez, y elevar el bienestar, se necesita, por el lado de la oferta, que se produzca la mayor cantidad posible de bienes y servicios, y que lo producido se ofrezca al menor posible.
Para lograr que se produzca lo más posible hay que conseguir que directamente se invierta lo más posible. La inversión directa produce bienes y servicios, crea empleos y les permite, a quienes obtienen esos puestos de trabajo, generar ingresos. Todo esto – producción de satisfactores, creación de empleos, generación de ingresos – depende de la inversión directa, variable clave.
Para conseguir que en un país se invierta directamente lo más posible hay que lograr que sea lo más competitivo posible. La competitividad de un país se define como su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas. Atraer: que los empresarios decidan invertir directamente en el país. Retener: que los capitales ya invertidos directamente en el país se queden invertidos de manera directa en el país. Multiplicar: que las utilidades generadas por los capitales invertidos directamente en el país se reinviertan de manera directa en el país.
¿De qué depende la competitividad de una nación? De factores que van desde la infraestructura de comunicaciones y transportes, pasando por las leyes laborales y las prácticas sindicales, hasta la cantidad de impuestos que se cobran.




Podemos establecer que a mayor competitividad más inversiones directas, y a más inversiones directas mayor producción y oferta de bienes y servicios, con lo cual se cumple la primera condición para, por el lado de la oferta, minimizar la escasez: que se produzca y ofrezca lo más posible. Falta que lo producido se ofrezca al menor precio posible. ¿Cómo lograrlo?
Para que lo producido se ofrezca el menor precio posible se requiere de la mayor competencia posible, para lo cual es necesario que el gobierno permita que todo aquel, nacional o extranjero (lo que importa es la competencia, no la nacionalidad de los competidores), que quiera participar en algún sector de la actividad económica produciendo, ya sea con capital nacional o extranjero (lo que importa es el capital, no su origen), o en algún mercado de la economía ofreciendo, ya sea producto nacional o importado (lo que importa es que se ofrezca, no de dónde proviene lo ofrecido), lo pueda hacer. Lo que se requiere es que el gobierno respete la libertad de los agentes económicos, tanto nacionales como extranjeros, para producir, ofrecer y vender o, dicho de otra manera, para competir.




Podemos establecer que a más competencia la oferta de satisfactores será mayor, mejor y más variada, siempre en beneficio de los consumidores, todo lo cual tiene que ver con la lógica económica, con los principios económicos, no con modelos, teorías o ideologías.
Continuará.
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