EL PROBLEMA Y LA SOLUCIÓN (IV/VI)

PESOS Y CONTRAPESOS

Para minimizar la escasez y maximizar el bienestar se requiere, por el lado de la oferta, que se produzca lo más posible y que lo producido se ofrezca al menor precio posible, para lo cual se necesita de la mayor inversión directa posible y de la mayor competencia posible.
Pero para minimizar la escasez, y maximizar el bienestar, no solo hay que considerar lo que debe suceder por el lado de la oferta. También hay que tomar en cuenta lo que debe pasar por el lado de la demanda. De nada sirve que se produzca lo más posible, y que se ofrezca al menor precio posible, si el consumidor no tiene ingreso suficiente para comprar los satisfactores que se le ofrecen.
La condición que debe cumplirse por el lado de la demanda para minimizar la escasez y maximizar el bienestar, es que el consumidor tenga suficiente poder de compra, para lo cual, como trabajador, debe generar la mayor cantidad posible de ingreso, para lo cual deben cumplirse dos condiciones: que aumente su productividad y que la demanda de trabajo de parte de los empleadores sea mayor que su oferta de parte de los trabajadores.
El aumento en la productividad es condición necesaria, más no suficiente, para que aumente la remuneración del trabajador. Puede haber trabajadores muy productivos, pero si la cantidad de trabajo demanda por los empleadores es menor que la cantidad ofrecida por los trabajadores, las remuneraciones bajarán.




¿Qué se necesita para que la demanda de trabajo de parte de los empleadores sea mayor que su oferta de parte de los trabajadores? Que la inversión directa sea la mayor posible, ya que dicha inversión es la que produce bienes y servicios, crea empleos, y les permite, a quienes obtienen esos puestos de trabajo, generar ingresos.
¿Y qué se requiere para que la inversión directa sea la mayor posible? Que la economía sea lo suficientemente segura y confiable para que los empresarios, tanto nacionales como extranjeros, decidan invertir directamente lo más posible en ella. Seguridad y confianza, sobre todo jurídicas. Esta es la clave.




¿Y de quién depende, en primera instancia, que la economía sea segura y confiable? Del gobierno, quien debe reconocer plenamente, definir puntualmente y garantizar jurídicamente los derechos de los empresarios a la libertad individual para producir, ofrecer y vender, y a la propiedad privada sobre los medios de producción necesarios para poder producir, ofrecer y vender, todo lo cual no es otra cosa más que hacer valer, en el ámbito de la economía, el Estado de Derecho, definido como el gobierno de las leyes justas, siendo tales las que reconocen plenamente, definen puntualmente y garantizan jurídicamente los derechos de las personas.
Sin Estado de Derecho, aplicado a la economía, no hay progreso económico.
Continuará.
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