EL PROBLEMA Y LA SOLUCIÓN (V/VI)

PESOS Y CONTRAPESOS

El problema económico es la escasez: no todo alcanza para todos, menos en las cantidades que cada uno quisiera, y mucho menos gratis. Para minimizarlo se debe, por el lado de la oferta, producir lo más posible y ofrecerlo al menor precio posible. Por el lado de la demanda generarse el mayor ingreso posible.
Producir lo más posible, y generar el mayor ingreso posible, depende de la inversión directa, que a su vez depende de la seguridad y confianza que los empresarios perciban, seguridad y confianza que son responsabilidad del gobierno quien, para generarlas, debe respetar el derecho de los empresarios a la libertad para invertir y a la propiedad sobre los medios de producción.
Ofrecer lo producido el menor precio posible depende de la competencia, que debe ser la mayor posible, para lo cual se requiere que el gobierno permita que todo aquel, nacional o extranjero, que quiera producir, ofrecer y vender en el país lo pueda hacer, independientemente del país de origen del capital que se invierta o de la mercancía que se ofrezca.
Además de las condiciones que por el lado de la oferta y la demanda deben cumplirse para minimizar la escasez debe cumplirse una condición relacionada con el poder adquisitivo del dinero, que puede mantenerse, disminuir o aumentar.




Que el poder adquisitivo del dinero se mantenga quiere decir que, al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero, se compra la misma cantidad de los mismos bienes y servicios. Que disminuya quiere decir que, al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero, se compra una menor cantidad de los mismos bienes y servicios, lo cual recibe el nombre de inflación. Que aumente quiere decir que, al paso del tiempo, con la misma cantidad de dinero, se compra una mayor cantidad de los mismos bienes y servicios, lo cual recibe el nombre de deflación.
De las tres opciones relacionadas con el poder adquisitivo del dinero, ¿cuál es la que contribuye a minimizar la escasez y a elevar el bienestar? La deflación, no bien vista por muchos economistas, quienes no alcanzan a distinguir entre la mala y la buena deflación.




La deflación mala tiene su origen en la reducción de la demanda por bienes y servicios, y es el resultado de una política monetaria contraccionista, que siempre es un error. Esta deflación va acompañada de la contracción en la producción, el empleo y el ingreso, por lo que debe evitarse.
La deflación buena tiene su causa en el aumento de la oferta de bienes y servicios, consecuencia de un incremento en las inversiones directas, lo cual siempre es un acierto. Esta deflación va acompañada del aumento en la producción, el empleo y el ingreso, por lo que debe promoverse, algo que hoy resulta impensable. Hay que cambiar el paradigma en materia de política monetaria, algo que no resultará fácil.
Continuará.
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