El ignorado derecho a “NO manifestarse”

margarito
Ricardo Homs

Los rostros cansados, hartos de caminar. Sin embargo, lo más importante que es verlos con la actitud de mezcla de desgano y sin compromiso con la denuncia que viene descrita en las mantas.
La actitud de los manifestantes nos describe lo que todos sabemos. Es el rostro de los acarreados, chantajeados y extorsionados, que en contra de su voluntad tienen que asistir a una manifestación en apoyo a algo que no les da ningún significado y muchas veces ni entienden, ni conocen, pues los organizadores les mienten. Les dijeron que iban a defender una causa de ellos, cuando en realidad los suben a un autobús para hacer bulto en función de otros intereses, generalmente políticos.
La manipulación y la extorsión de la gente vulnerable convertida en carne de cañón en las manifestaciones debiesen ser consideradas un delito. Sin embargo, es una extorsión tolerada por los partidos políticos y las autoridades, quienes conocen el engaño perpetrado por sus líderes y sin embargo por su propia conveniencia solapan esta conducta carente de ética y que atenta contra los derechos humanos, lo cual les beneficia. Gente con intereses políticos les manipula para tomar calles, edificios y autopistas, creando problemas para después solucionarlos a cambio de un beneficio personal.
¿Dónde están los derechos humanos de los acarreados, que muchas veces asisten hasta con amenaza de violencia física o daño patrimonial?. ¿Quién los defiende de la manipulación forzada?.
Para garantizar los derechos humanos de la gente en posición vulnerable es necesario legislar a favor del derecho a no manifestarse en contra de su voluntad.
Manipular con engaños o amenazas debiese ser considerado una variante equiparable a “trata de personas”, porque se les engaña.
Cómo pretenderé alcanzar madurez democrática cuando se manipulan los valores de ésta utilizando mentiras y el engaño..
La democracia se construye con la verdad como punto de partida, respeto y confianza.
Sin embargo, cuando las manifestaciones públicas son simuladas, las autoridades destinatarias lo saben y los únicos engañados o manipulados son los participantes, significa que se abusa de la ignorancia y la vulnerabilidad, pues, los que organizan las manifestaciones terminan negociando “en lo oscurito” con las autoridades.
Por ello cada vez que se pretende poner orden en el derecho a la manifestación en la vía pública surgen quienes “se rasgan las vestiduras” defendiendo este derecho pero exigiendo se lleve a cabo sin control: es que saben que se les acabará el negocio.
Líderes sindicales, dirigentes de organizaciones campesinas o de comerciantes informales, líderes de colonos irregulares y otros más, son quienes mantienen secuestrada la paz social amedrentando a las autoridades con generar revueltas sociales.
Una sociedad mejor informada y mejor educada es más difícil de manipular. Pareciera que las graves barreras que algunos pretenden imponer a la educación tienen como objetivo administrar la pobreza y las necesidades de grandes segmentos, para poder seguirlos manipulando.
¿Hasta cuándo la CNDH promoverá un sistema que proteja los derechos humanos de los manifestantes? El derecho más importante debe ser el “derecho a no participar en manifestaciones si no se desea” y chantajear para obligar a la gente a acudir sin querterlo, debe constituir un delito grave.
E-mail: ricardo.homs@usa.net