Kate… la reina del sur

margarito
Ricardo Homs

Kate del Castillo está viviendo seguramente un gran momento mediático en medio de graves turbulencias derivadas de su relación con el Chapo Guzmán.
La PGR le acusa por tener vínculos con El Chapo, pero sin embargo sus amigos le arropan y parece ser que podrían convertirla en una víctima del Estado Mexicano.
Acorde con el estilo de esta época parece ser que la sociedad podría absolverla antes que las mismas autoridades judiciales. Declaraciones como las del actor Daniel Giménez Cacho, -quien le justifica a priori-, sólo confunden a la opinión pública, lo cual, -si se deja evolucionar-, contribuirá a idealizar el estilo de vida de la delincuencia organizada, fenómeno cultural que hoy está en proceso de convertirse en un modelo de vida que podría dejar de estar estigmatizado por la sociedad en corto plazo.
Para dimensionar la conducta de Kate debemos reconocer que sus vínculos con El Chapo parecen no ser ocasionales, -como sí fue el caso de Sean Penn-, quien se entrevistó con él sólo para realizar un reportaje.
La relación emocional entre ellos es moralmente cuestionable y hasta puede considerarse desde el punto de vista jurídico como encubrimiento. Sin embargo, si se comprueba la hipótesis de que la marca de tequila de Kate, -“Honor del Castillo”-, fue financiada por El Chapo, ella se convierte en socia y por tanto en cómplice de él, por haber utilizado capital de “procedencia ilícita”.
En nuestra cultura latina, -totalmente emocional-, es imposible deslindar el afecto y simpatía, o la amistad, de los juicios objetivos, respecto a la conducta de nuestros amigos.
Este es el caso de Kate, una actriz famosa y reconocida, que con base en las simpatías termina siendo absuelta por la opinión pública sobre una conducta que en otra persona terminaría siendo constitutiva de un delito.
Dejar pasar esta conducta sin el justo castigo, -haciendo una excepción a favor de Kate-, sienta un precedente de impunidad que idealiza la vida bohemia asociada al delito.
Por ello se vuelve muy importante que las autoridades lleguen hasta el fondo para saber el origen del capital que financió el lanzamiento de la marca de tequila “Honor del Castillo”.
La justicia no puede seguir impartiéndose a partir de suposiciones ventiladas públicamente, sino de certezas jurídicas.
El impacto más grave que puede sufrir la sociedad mexicana es que las nuevas generaciones destruyan su futuro a partir de una confusión de valores morales, iniciada a partir de la idealización de la figura de los grandes capos y su estilo de vida.
Si continúa este impacto cultural, no nos extrañe si las nuevas generaciones empiezan a generar leyendas a partir de personajes como El Chapo y empecemos a ver su rostro en camisetas y posters, convertido en el equivalente a lo que fue el Che Guevara para las generaciones de los años sesenta y setenta, en el Siglo XX.
E-mail: ricardo.homs@usa.net