La islamización de Europa… un gran riesgo

margarito
Ricardo Homs

Los dos atentados terroristas perpetrados en Bruselas, -reconocidos por el grupo fundamentalista islámico ISI-S, que pretende instaurar un califato en el mundo, para convertirlo al islam, lleva 34 muertos y cerca de cien heridos.
Esta es una muestra de lo que puede suceder en Europa a partir de ahora.
Geert Wilders, congresista holandés y uno de los fundadores del Partido para la Libertad, ha dedicado mucho de su esfuerzo para alertar al mundo occidental del riesgo que representa esta invasión silenciosa que se está dando con la llegada de musulmanes a Europa, -no para integrarse a los países donde se asienta-, sino para formar comunidades muy cerradas, donde por medio de la violencia y la amenaza no se respetan las leyes del país anfitrión ni su cultura y tradiciones, sino que se conforman células sociales donde se rigen por la “sharía”, o sea el sistema de valores y leyes que rigen al mundo musulmán, desde la vida comunitaria y social hasta la vida privada.
Esta infiltración poblacional representa la fijación de enclaves que se resisten a respetar al país que les dio asilo y se vuelven peligrosos para la gente originaria del lugar. Son barrios violentos donde las mujeres utilizan la ropa de su lugar de nacimiento, y todos cultivan su idioma, religión y la educación de sus hijos se orienta a transmitir usos y costumbres.
Según Wilders en Europa residen ya 54 millones de musulmanes y consigna que la Universidad de San Diego pronostica que en los próximos doce años quizá el 25% de la población de Europa sea islámica.
Mientras Europa envejece porque el índice de nacimientos ha caído drásticamente hasta poner en riesgo el reemplazo poblacional, los musulmanes acostumbran procrear con gran celeridad. Ante este escenario, no tardará mucho en descubrirse que Europa estará poblado por mayorías musulmanas.
El islam se rige por valores ancestrales y su visión no es de respeto hacia otras culturas y religiones como el cristianismo, sino de dominio. Al grado que los grupos fundamentalistas consideran a quienes no practicamos su religión como infieles.
En abril del 2015 la revista Proceso publicó la alerta de la organización Judicial Watch, que afirmaba que una célula del Estado Islámico (ISIS) opera en la colonia Anapra, al oeste de Ciudad Juárez y la ubicaba a unos ocho kilómetros de la frontera con Texas, Estados Unidos.
Contra todas las expectativas, los conflictos del futuro no serán ni contra el bloque soviético, ni tendrán que ver con razones de índole económica, sino que serán un choque de civilizaciones como pronosticó el intelectual norteamericano Samuel Huntington a principios de este siglo.
El fundamentalismo islámico, intolerante y agresivo, mezclado con una alta dosis de motivaciones religiosas de tipo dogmático, generará un ambiente tenso, donde será imposible debatir ideas, conceptos y argumentos.
La forma en que el Estado Islámico está seduciendo vía redes sociales a jóvenes europeos cristianos para que abracen la religión de Mahoma, abandonen a su familia y se trasladen a Siria para integrarse a su movimiento terrorista, es alarmante. Cuando estos muchachos occidentales, inmaduros e idealistas descubren la crudeza del mundo islámico es demasiado tarde para volver a sus hogares. Ellas se convierten en esclavas sexuales de los yihadistas y ellos en asesinos.
Causó revuelo hace un año cuando el servicio secreto inglés descubrió que el verdugo que en videos expuestos en Youtube degollaba a víctimas del Estado Islámico era un joven nacido en Inglaterra, cuya familia seguía radicada en las islas británicas.
La forma en que el mundo islámico intentará dominar al mundo occidental no será a través de ejércitos, -que no posee-, sino a través de actos terroristas que por lo inesperado doblegarán a los gobiernos, principalmente ataques suicidas perpetrados por jóvenes fanáticos que estarán dispuestos a morir para ganar la gloria eterna en el paraíso prometido por Mahoma.
Lo grave para México es que su cercanía y colindancia con Estados Unidos le vuelve vulnerable pues nuestra frontera se convierte para ellos en un paso cómodo para llegar por tierra a territorio norteamericano, corrompiendo autoridades o peor aún, asociándose con cárteles mexicanos.
Se vuelve urgente que el poder del Estado Mexicano se manifieste en un poderoso sistema de inteligencia antiterrorista, para lo cual es indispensable combatir la corrupción y el maridaje entre policías y delincuentes, pues el escenario podría algún día llegar a ser peor de lo que ya es hoy si el terrorismo islámico llega a nuestro país.
E-mail: ricardo.homs@usa.net