Las batallas perdidas del populismo (de AMLO y Trump)

Lea el artículo anterior. ¿Cuánto vale realmente un dólar?
En los últimos años hemos visto cómo el populismo y el nacionalismo están ganando más terreno y, al parecer, la globalización que avanzó tanto en las últimas tres décadas va en franca retirada (esperemos que esto se revierta). En Reino Unido están enfrascados en las discusiones para aprobar un plan para que el Brexit no sea tan doloroso. Independientemente del resultado, este divorcio entre la Unión Europea y Gran Bretaña dejará secuelas permanentes sobre el comercio en la región.
En Estados Unidos, el presidente Donald Trump estuvo a punto de echar abajo el TLCAN, pero los lobbies industriales cabildearon en Washington para evitar esto y se negoció un nuevo acuerdo comercial, ahora llamado T-MEC, que será más restrictivo para diversos sectores. Por otra parte, Trump inició una guerra comercial con China e impuso aranceles por miles de millones de dólares en productos provenientes de la economía asiática.




Y no hace falta mirar más allá para ver lo que está haciendo el populismo económico, basta ver en México lo que hace el gobierno del presidente López Obrador, tratando de revivir un “glorioso pasado” que se quedó en su mente, porque la estatización de la economía y el presidencialismo paternalista de los años setenta y ochenta desembocaron en una de las peores crisis que tuvo México en el Siglo XX.
No obstante, los planes de este gobierno seguirán sin tomar en cuenta que el contexto global ya no es el mismo de hace 40 años. AMLO sigue empeñado en hacer una refinería cuando la industria automotriz está en la transición de los motores de combustión interna hacia los eléctricos; en poner en peligro las finanzas públicas del país tratando de rescatar a Pemex, y gastar miles de millones de pesos en redes clientelares disfrazadas de programas sociales.




La globalización, decíamos, parece que va en declive mientras que los líderes populistas se consolidan y tratarán de afianzarse en el poder. Sin embargo, prometen librar batallas que de antemano están perdidas. Las políticas restrictivas de Trump tratan de traer más empleos de vuelta a EU, pero lo cierto es que muchos de esos trabajos ya se fueron para siempre. Esta gráfica, cortesía del analista Mish Shedlock, nos muestra cómo los empleos manufactureros han comenzado a bajar desde inicios de este siglo, debido a la automatización y digitalización de muchos procesos.

“Trump tiene sus ojos en el espejo retrovisor. Quiere recuperar los empleos de manufactura cuando esos trabajos han estado en declive por un largo tiempo”, dice Mish en su blog. Algo muy similar ocurre con AMLO en México volteando hacia la industria petrolera, cuando ya va de salida en favor de las nuevas energías renovables que, gracias a las nuevas tecnologías de baterías avanzadas -muy superiores a las actuales de ion de litio-, están a punto de dar un gran salto global para convertirse en la fuente energética predominante.
Otra batalla perdida es la guerra comercial.
A casi un año de haber iniciado este conflicto entre las dos potencias globales, el saldo es un déficit comercial en EU de 891,200 millones de dólares en 2018, el saldo más alto en diez años. El déficit no es ningún problema gracias a que es más que financiado a través de las millonarias inversiones que fluyen hacia Estados Unidos, pero los mercantilistas/proteccionistas como AMLO y Trump, es algo que parecen no querer entender bajo ninguna explicación posible.
El problema con el populismo y dos de sus características, el nacionalismo y proteccionismo, es que tienen la mirada fija en el pasado y no el futuro. Trump no creará más empleos si no entiende que la economía de hoy una nueva fuerza laboral, mientras que López Obrador no hará crecer la economía con un estado intervencionista ni revivirá glorias petroleras con Pemex, una empresa técnicamente en quiebra.
Lamentablemente no cambiarán sus posturas. Esperar lo contrario, no sólo es un error de optimismo, sino una ingenuidad muy irresponsable que, en la medida de lo posible, debemos subsanar entre todos, con educación financiera y previsión.
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