Las “estrellas” se alinean contra los mercados ¡cuidado!

La semana pasada advertimos aquí los peligros de un estancamiento con alta inflación tanto en México como en Estados Unidos. Sí, es cierto que las condiciones son muy diferentes a ambos lados de la frontera, sobre todo porque por su capacidad de “imprimir” (inyectar) dólares de manera ilimitada, en la Unión Americana, han habido estímulos fiscales y monetarios sin precedentes para contrarrestar la crisis por COVID-19.
En México, en cambio, esos estímulos han sido casi inexistentes ¡y qué bueno!, porque lo que menos necesitamos es que a la pésima administración de las finanzas públicas con los proyectos faraónicos de López Obrador, y al mal manejo económico de la crisis por la pandemia, se le sume además una explosión del gasto público en apoyos discrecionales para compra de votos.
Sin embargo, algo une a ambas naciones: la destrucción económica ha sido brutal. El PIB en Estados Unidos y México cayó más de 4.2 por ciento en términos anuales (datos preliminares), y 8.5 por ciento, respectivamente.
Así que con todo y “estímulos”, no será tan fácil que la economía se reactive como si nada hubiera pasado a los niveles previos a la crisis COVID.
Sí, esa liquidez excesiva que se ha inyectado está todavía entrampada esperando por salir a buscar bienes y servicios conforme se reanuden las actividades, pero tarde o temprano encontrará salida. Es por eso que muchos anticipan que la recuperación será rápida.
No obstante, hace falta más que dinero líquido para reponer el capital que las malas decisiones gubernamentales de confinamiento han destruido. Puede destruirse capital productivo muy rápido, pero restaurarlo lleva tiempo.
A causa de ello, el escenario más probable en el horizonte inmediato es el que hemos advertido en Top Money Report: estancamiento con inflación y desempleo (estanflación).
De hecho, las crecientes expectativas inflacionarias se reflejan ya en el mercado de bonos, cuyos precios se han desplomado, con la consecuente alza acelerada de sus tasas de rendimiento. En los gráficos inferiores puede ver el alza de tipos de los bonos estadounidense (arriba) y mexicano (abajo) a 10 años.


¿Qué significa esto? Que con el empeoramiento de las expectativas de inflación, los tenedores de bonos prefieren venderlos a precios cada vez más bajos, lo que se refleja en una elevación de los rendimientos que pagan a quienes los compran (si compras más barato un bono en el mercado, recibirás más rendimientos. Si lo compras más caro, recibes menos).
¿Para qué quedarse con un bono a largo plazo que pague tan poco? Con expectativas de inflación elevadas, eso pierde sentido para los inversionistas.
Pero el tema de fondo aquí es que, si los pronósticos de inflación o la percepción de ella se mantienen como hasta ahora ha ocurrido en 2021, la estampida en bonos gubernamentales podría continuar hasta el punto en que los rendimientos altos comiencen a ser lo suficientemente atractivos como para propiciar que los inversores salgan también de activos de riesgo (bolsas de valores, divisas emergentes, criptomonedas, etc.) hacia la seguridad de los bonos. Los niveles a observar en el bono estadounidense a 10 años se encuentran por encima del 1.5 por ciento.
Entre más escalen los tipos, mayor será el riesgo de que los mercados de riesgo se desplomen de forma violenta.
Las estrellas pues, se están alineando contra los activos riesgosos, y a favor de los refugios seguros como el dólar y el yen. ¡Cuidado!
Como precaución, le recomendamos que reduzca posiciones especulativas (para trading) en índices bursátiles, acciones, bolsas de valores y divisas emergentes, materias primas, bitcoin y criptomonedas.
Pero no todo son malas noticias. De hecho, una corrección de entre 20 y 40 por ciento en los activos señalados sería sana, y sobre todo, permitiría comprar a precios más baratos para aquellos inversores con un horizonte de mediano y largo plazos, pues la recuperación, también terminará llegando a esos mercados. Posiciónese a tiempo.