Los complejos rumbos del presupuesto 2019.

La cuarta transformación tiene un problema, uno que ellos mismos se han causado y que ha llegado lo suficientemente lejos como para condicionar la dirección económica que el país tomará por lo menos este año.
Basta ver, como prueba fehaciente, que la ponderación promedio del dólar estimada está en los 20, siendo probablemente el pronóstico más elevado que se ha dado en un paquete económico – cabe recalcar que las estimaciones de crecimiento e inflación se me hacen prudentes, aunque algo optimistas, pero eso da para otra ocasión. – A fin de desenmarañar la premisa principal del primer párrafo, habrá que desmenuzar, un poco, el presupuesto de egresos 2019.
Hay una nueva estructura en este presupuesto, sin duda, una que busca favorecer los proyectos prioritarios de inversión por encima del aparato burocrático y de áreas específicas de interés social como los ámbitos de protección al medio ambiente, cultura, educación superior pública y organismos autónomos, solo por mencionar algunos.
Esta forma de distribuir el presupuesto tiene una directriz muy marcada, donde se apremia el reacomodo de recursos por encima de una verdadera austeridad presupuestal, es decir, lejos de generar un ahorro, solamente se están acomodando las partidas presupuestarias de manera distinta.
Así, mientras la mayoría de sectores recibirá recursos disminuidos, la Secretaría de Energía contará con un aumento del 961.3%, Trabajo y previsión social tendrá uno del 932% y Turismo un 116% más respecto al año anterior. No es de extrañar que los aumentos tan descomunales se den en estas tres áreas específicas si consideramos que están estrechamente involucradas con el proyecto para reactivar Pemex – que incluye la refinería de Dos Bocas- y el famoso tren maya.
Del mismo modo y como preámbulo a la pregunta que voy a lanzarles, he de contarles que el presupuesto de egresos 2019 enmarca tres proyectos de inversión prioritarios:
El tren turístico de mediana velocidad (Tren maya) con 6 mil millones de pesos
La conservación de infraestructura de caminos rurales y carreteras alimentadoras en los estados de Oaxaca y Veracruz con 2.9 mil millones de pesos
Y el Programa Nacional de Reconstrucción con 8 mil millones de pesos
Y entonces, ahora sí… ¿Dónde está Santa Lucia? ¿El AICM? ¿Toluca?
La única mención que tenemos de esta trinidad aeroportuaria está en el documento “Proyectos prioritarios del Sector Central” donde se dice que para “Modernización y rehabilitación de la infraestructura aeroportuaria y de conectividad” se destinarán 18 mil millones de pesos.




Luego, si revisamos en el presupuesto el Anexo 26 – Antes anexo 27 – que es donde se enlistan los principales programas del gobierno, vemos que ya no figura ninguna referencia aeroportuaria como antes sí lo había, del mismo modo, en el anexo dedicado a los proyectos de infraestructura con erogaciones plurianuales autorizadas – el 4 – ya no figura absolutamente nada del NAIM al respecto.
Si extendemos la búsqueda al reporte completo del tomo VIII – donde están todos los proyectos de inversión. – uno puede encontrar que los aeropuertos de Poza Rica, Puebla y Chetumal cuentan con partidas específicas orientadas a su conservación y mantenimiento, mientras que Cancún y el AICM cuentan con partidas destinadas a la compra de equipo que les permita realizar despegues y aterrizajes dobles simultáneos.
Por otro lado, el mismo documento arroja que el Tren Maya se encuentra en estudios de pre inversión y que la refinería de Dos Bocas ya tiene un avance más significativo. Incluso hay una partida dedicada al rescate del lago de Texcoco así como una dedicada al NAIM con un monto muy menor y con la leyenda “pendiente de revisión” muy a la vista.
Tenemos entonces que todos los grandes proyectos de la cuarta transformación – incluyendo los programas sociales como el de “Jóvenes construyendo el futuro” y las ayudas a adultos mayores – están debidamente involucrados, ponderados y registrados a fin de poder operar con premura de tiempo, certeza y claridad, sobre todo si consideramos que para poder llevar acabo todo esto, muchas dependencias fueron “sacrificadas” así como importantes sectores sociales. ¿Por qué Santa Lucía no parece beneficiarse de ese “sacrificio” presupuestal?
Bueno, yo no dudo que de los 18 mil millones ponderados anteriormente 15 mil millones sean para Santa Lucía, lo que si dudo, verdaderamente, es que tengan prisa por poner el proyecto en marcha.




Parece ser que las advertencias de instituciones como el MITRE y la situación actual de los tenedores de bonos del NAIM, han puesto prudencia en las altas esferas de la cuarta transformación y, de manera responsable, esperarán a resolver estas problemáticas antes de verdaderamente plantearse el inicio de las obras de Santa Lucia. Muy probablemente, de no haberse dado la cancelación del NAIM con sus respectivas, obvias y evidentes consecuencias, tendríamos una configuración diferente del gasto público, para bien o para mal.
La apuesta es, pues, bastante clara: Un nuevo acomodo en los egresos de la federación a fin de favorecer proyectos y programas que buscan ser detonantes económicos y de desarrollo del país con un condicionante lo suficientemente grande como para evitar, casi por completo, al más importante de estos proyectos.
A la historia del NAIM todavía le queda mucho por contar, sobre todo si consideramos los constantes rechazos a las propuestas gubernamentales que se han ofrecido como alternativa. Hoy, que se tiene el presupuesto en mano, el escenario luce igual de complicado que antes, tal vez un poco más tenso, pero sin duda, todavía un tanto alejados, todos, de una resolución favorable.
El gobierno actual no lleva ni cien días y ya se ha encontrado con un verdadero socavón a sus perspectivas y posiblemente a sus metas – con ese 2.5% de crecimiento anual- pareciera, pues, que los traspiés del presidente electo están afectando considerablemente al presidente en funciones.