¿MENOS GOBIERNO?

PESOS Y CONTRAPESOS

La principal propuesta de los liberales es a favor del Estado mínimo, del gobierno indispensable, centrado en sus tareas esenciales, aquellas sin las cuales dejaría de ser gobierno (pudiendo ser desde el petrolero de la nación hasta el educar de la gente, pero no gobierno), lo cual nos plantea la pregunta ¿cuáles son esas tareas?, cuya repuesta es: defender los derechos, que realmente lo sean, de las personas y, de fracasar en el intento, impartir justicia en su doble vertiente: castigar al delincuente y obligarlo a resarcir a la víctima. Independientemente de la posición que cada uno ocupe en el espectro político, y salvo que uno sea anarquista, todos reconocen que estas son, si no las únicas, si las dos tareas irrenunciables de cualquier gobierno.




Hoy los gobiernos hacen más, mucho más, que defender los derechos de las personas e impartir justicia. Basta revisar en qué gastan para comprobarlo, razón por la cual, si la principal propuesta de los liberales es a favor del gobierno indispensable, hay que reducir su tamaño, precisamente lo que, según algunos, está haciendo AMLO, por lo que no han faltado quienes lo tachan de liberal, sin olvidar que él mismo se considera tal.
¿Realmente está AMLO reduciendo el tamaño del gobierno? Sí, dicen quienes así lo consideran, y allí está, como botón de muestra, el despido de miles de burócratas, con la intención de “compactar las estructuras de la burocracia”, momento de preguntar si menos burócratas es igual a gobierno menor, pregunta que nos lleva a esta otra, ¿cuál es la mejor manera de medir el tamaño del gobierno? La respuesta más socorrida es: por el porcentaje que su gasto representa del ingreso nacional, medido por el Producto Interno Bruto, el PIB.




En 2018 el gasto total del sector público federal será equivalente al 22.4 por ciento del PIB. Para 2019 se prevé que sea mayor, 23.4 puntos porcentuales, tendencia que, apuesto doble contra sencillo, se mantendrá a lo largo del sexenio de AMLO. Tendremos más, no menos, gobierno, y por lo tanto tendremos menos, no más, sociedad civil. Y tener más gobierno resultará, nuevamente apuesto doble contra sencillo, en un gobierno menos honesto y menos eficaz, no en el gobierno indispensable del liberalismo, sino en el gobierno prescindible de los estatólatras, gubernamentólatras y presupuestívoros, de los socialistas, mercantilistas y keynesianos, recelosos todos ellos de la libertad individual, la propiedad privada y la responsabilidad personal, que son los tres pilares del liberalismo, con el cual resulta imposible identificar a AMLO, por más que él se considere liberal.
No nos engañemos, con AMLO se inicia una nueva época (¿cuánto durará?) de expansión, gubernamental, tanto en amplitud como en profundidad, y por ello de contracción de la libertad individual, la propiedad privada y la responsabilidad personal. Ese no es el camino.
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