México está en recesión… y lo peor está por venir

Lea el artículo anterior. Una nueva señal de recesión en Estados Unidos
Mientras las señales de recesión siguen saltando en Estados Unidos, en México ya estamos en esta fase, por más que el presidente López Obrador insista en que vamos “requetebién”. Como recuerdan, el dato revisado del PIB en el segundo trimestre fue de 0%, y eso sirvió para decir que se había evitado la recesión en el país, pues de acuerdo con la más popular (y tramposa) definición, solamente hay recesión si hay dos trimestres consecutivos con contracciones en el crecimiento.
Vale la pena hacer algunas precisiones. Primero, hay que tener en cuenta que en las economías emergentes como la nuestra, el crecer a tasas de 2.0% es casi nada. Ahora, un dato de 0% nos dice que la economía está parada y en camino a contraerse.




Segundo, hay otros indicadores que muestran que las cosas no van bien como pregona el mandatario. Están las caídas en la inversión fija bruta y la actividad en los sectores de construcción y de petróleo. La inversión extranjera directa tuvo un incremento apenas inercial en el primer semestre; también está la destrucción de empleos formales, las finanzas públicas sostenidas con alfileres a causa de esa bomba de tiempo llamada Pemex y el dilema que enfrenta Banxico sobre si bajar más las tasas de interés o mantenerlas en niveles altos para retener a los inversionistas y evitar un encarecimiento del dólar.
En resumen, el presidente y su gobierno siguen en la negación (por una mezcla de soberbia e ignorancia) mientras los focos rojos se multiplican. Desgraciadamente, cuando ya no puedan ocultar la recesión, culparán a otros de sus múltiples errores.




Les decimos todo esto porque, cuando se materialice la inminente recesión en Estados Unidos, las consecuencias serán mucho peores para México por todos los factores antes mencionados. El presidente Trump, al igual que su homólogo mexicano, afirma que las cosas van muy bien, pero ya se están preparando para lo peor. El mandatario norteamericano presiona a la Fed para que corte las tasas un punto porcentual y está planeando un recorte a los impuestos sobre la nómina. Esas acciones desesperadas no son propias de una economía boyante.
Desde afuera ya se ven las vulnerabilidades de México y otras economías y que, ante un choque externo, pueden sufrir aún más. Y apenas aquí se empiezan a tomar unas tímidas medidas ante el desastre. La Secretaría de Hacienda anunció en julio pasado que acelerará las compras de gobierno y gasto en infraestructura. A estas alturas, no servirá de nada querer resolver en unos meses lo que no se hizo el resto del año.
México ya está muy mal y, peor, aún falta la estocada final que vendrá del exterior. No seamos irresponsables y omisos como nuestros gobernantes y hay que prepararse ahora ante una recesión en la que ya estamos y que se agravará mucho más.
Lea completo este artículo suscribiéndose GRATIS a mi boletín aquí