EL PAPA Y EL MERCADO (Quinta y última parte)

PESOS Y CONTRAPESOS

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Arturo Damm Arnal

El mercado es el intercambio entre compradores y vendedores, del cual ambas partes se benefician: cada una valora más lo que recibe que lo da a cambio, elevando su bienestar. Ello, ¿tiene algo de malo?
La multiplicación de las relaciones de intercambio desemboca en la economía de mercado, tanto en el sentido literal como institucional del término. Literalmente son de mercado aquellas economías en las cuales el intercambio es la actividad económica central, en torno a la cual giran las demás: se produce para vender y se compra para consumir. Institucionalmente lo son aquellas en las cuales las leyes reconocen plenamente, definen puntualmente y garantizan jurídicamente la libertad individual y la propiedad privada. Libertad para trabajar, emprender, invertir, producir, distribuir, ofrecer, vender, demandar, comprar, consumir y ahorrar. Propiedad sobre los medios de producción, los ingresos y el patrimonio.
Allí donde hay división del trabajo hay intercambio, y por lo tanto economía de mercado en el sentido literal del término: se produce y ofrece para vender; se demanda y compra para consumir. En este sentido, el literal, prácticamente todas las economías son de mercado, porque en todas opera, en mayor o menor medida, la división del trabajo. Sin embargo, no todas lo son también en el sentido institucional, lo cual limita su eficacia y, por ello, las posibilidades para lograr mayor bienestar (buen ejemplo es la economía mexicana).
Quienes se oponen al mercado a lo que realmente se oponen es la economía de mercado en el sentido institucional del término (conocida también como capitalismo). Se oponen, en el ámbito de la actividad económica, a la libertad y a la propiedad, al dejar hacer (laissez faire) y dejar poseer (laissez avoir), libertad individual y propiedad privada que son condiciones necesaria para que, convertida la economía de mercado, en el sentido literal del término, en economía de mercado en el sentido institucional, se le saque el mayor provecho posible en términos de producción, empleos e ingresos. A esto es a lo que opone el Papa Francisco.
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Twitter: @ArturoDammArnal