PERCEPCIÓN DE AUSENCIA DE LEY

margarito
 Ricardo Homs

Grave es lo que se ve en el país. Se está perdiendo la percepción de autoridad y respeto a la ley.
Que México es muy grande y la mayoría de los mexicanos seguimos viviendo en relativa calma, es cierto.
Sin embargo, aún no descubrimos que en esta “aparente calma chicha”, utilizando este concepto climatológico de aparente tranquilidad antes de que se desate una tormenta, las percepciones de los mexicanos han cambiado radicalmente en unos cuantos años y sólo se requiere un detonador, para que surja el “México Bárbaro” de la época de la revolución mexicana.
Que la CNTE infrinja la ley, se apropie de autopistas, carreteras y cometa delitos como quema de autos, camiones de carga y pasajeros, arrasen con tiendas de autoservicio y  negocios de pequeños propietarios y aún así continúe el supuesto diálogo de las autoridades del gobierno federal con sus dirigentes, lleva un mensaje de alto significado para el resto de grupos sociales descontentos. El mensaje es de que hoy más que nunca crece la impunidad y se puede burlar la ley sin consecuencias.
Que 1,500 indígenas chamulas desesperados por no sentirse protegidos por el estado de derecho, ni por las autoridades, hayan decidido resolver por su propia cuenta este conflicto y hayan desalojado violentamente el campamento de la CNTE, desde donde se hacía el bloqueo de la carretera que va de San Cristóbal de las Casas a Tuxtla Gutiérrez, la capital del Estado de Chiapas, nos indica que se perdió el respeto al Estado de Derecho y a las instituciones que debiesen hacerse cargo de protegerlo.
Cuando en algún poblado la misma sociedad se une para linchar delincuentes, el significado es el mismo. La percepción de ausencia de la ley y la necesidad de protegerse a sí mismos utilizando la fuerza y la violencia. Es el regreso a la “ley del más fuerte”.
Las percepciones son las que definen el rumbo de los actos y la conducta. Si la sociedad ha llegado a esta conclusión, podemos esperar actos peores y éstos pueden suceder en cualquier lugar de México, incluso donde hoy hay relativa calma.
La aplicación de la ley no debe negociarse. El mito del diálogo se ha convertido en el principal propulsor del riesgo de connatos de violencia. Los “tibios” que dentro de la sociedad aún prevalecen numéricamente en este país, continúan exigiendo diálogo porque carecen de visión para identificar riesgos.
¿Por qué se ignoran los agravios a ciudadanos de Oaxaca y Chiapas y persiste la indefensión  de las víctimas frente a los abusos de la CNTE?.
Fácil sería que las instituciones empresariales que representan a las víctimas de la CNTE cuantifiquen los daños y exijan al gobierno federal que confisque los recursos económicos de este sindicato para resarcir daños a quienes vieron afectado su patrimonio por los actos de estos vándalos.
Mientras las organizaciones ciudadanas legítimamente constituidas y con representación jurídica no reaccionen y se decidan a pasar de las declaraciones mediáticas hacia las medidas jurídicas de tipo penal, el mismo gobierno no puede actuar en contra del patrimonio de la CNTE.
Cien mil maestros rijosos y violentos se han adueñado de la agenda pública y han mostrado a todo el país que la violencia es el camino para conseguir que sus demandas sean escuchadas.
Ahora toca a las autoridades poner un “hasta aquí” y mandar un mensaje de certidumbre jurídica.
No más diálogo con la CNTE mientras  ellos no demuestren que están dispuestos a intercambiar concesiones con el Gobierno Federal.
El problema que representa para México la actitud subversiva de la CNTE es pequeño comparado con lo que puede suceder en el futuro si el mensaje que se da a todos los grupos inconformes del país es que el camino para resolver inconformidades no es el que marca la ley, sino el de la movilización callejera violenta. Podrían suceder acontecimientos peores aún a lo que hasta ahora hemos visto.
E-mail: ricardo.homs@usa.net