Antes de que Estados Unidos acabara con el patrón oro en 1971, era habitual que los bancos centrales compraran y vendieran este metal. Hacerlo fue parte del sistema financiero instaurado después de la Segunda Guerra Mundial, pero éste murió luego de que la Unión Americana imprimió miles de millones de dólares para financiar la guerra de Vietnam y porque la gente comenzó a exigir oro a cambio de sus billetes verdes.
Desde entonces, los bancos centrales comenzaron a deshacerse de sus reservas de oro hasta que, llegada la crisis financiera de 2008, la tendencia cambió y estas entidades comenzaron a acumular de nuevo el metal áureo.
El atracón de compras se ha acelerado, con alrededor de 11 millones de onzas que se adquirireron en 2017, y se espera una cantidad similar para este año, de acuerdo con un artículo de Simon Consteable, publicado en Forbes.
“Ahora, cuando los precios de los lingotes están cayendo, podría ser razonable suponer que al menos algunos bancos centrales harán más órdenes de compra. Es un cambio radical respecto de hace 20 años, cuando la venta constante era lo normal”, dice el autor, a quien también cita un reporte de CPM Group.
La principal razón de esto es que, como cualquier inversionista, los bancos centrales están diversificando sus inversiones y tienen más cautela con respecto al dólar. Mientras que otras naciones, como Rusia, tratan de independizarse del dólar por razones geopolíticas y acumulan cuanto metal puedan.
Por ejemplo, en 2017 las compras de oro rusas representaron dos terceras partes de las 10.95 millones de onzas totales de compra neta por parte de los bancos centrales durante el año. Kazajstán, el siguiente más cercano, tomó el 12.6% del total (1.38 millones).
Mientras tanto, este año el banco central de Rusia compró otros 3.381 millones de onzas hasta junio, según Jeff Christain, gerente general de CPM. Y Turquía compró 1.223 millones de onzas durante el mismo período.
Los inversionistas deben tomar nota de esta compra constante de oro por parte del sector “oficial” que ha durado más de una década. “La mayoría de los bancos centrales quieren diversificarse lejos del dólar”, agrega Jeff Christian, y vaya que están haciendo bien. ¿Cuándo será que por fin Banxico se decida a hacer lo mismo? Su última compra, de 20 toneladas de oro, fue hace más de seis años.
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