REFORMA FISCAL (Primera de tres partes)

PESOS Y CONTRAPESOS
Más temprano que tarde se va plantear, ¡una vez más!, la necesidad de una reforma tributaria. El Fondo Monetario Internacional, FMI, en la Declaración Final de la Misión de la Consulta del Artículo IV de 2020, para México, habla de la conveniencia de anunciar, a mediados del sexenio, una reforma tributaria creíble, y se refiere a los impuestos al ingreso, a la propiedad y al valor agregado.
Mientras no se revise a fondo en qué, cuánto y cómo gasta el gobierno, siendo que gasta en cosas que no debe, razón por la cual gasta de más, y en muchos casos de mala manera, poner más dinero en sus manos es echarle dinero bueno al malo. Lo fiscal tiene dos frentes: el de los ingresos, y allí encontramos los impuestos, y el de los egresos, y allí encontramos muchos excesos. La reforma fiscal correcta no debe ser solo tributaria, sino ante todo presupuestaria, y debe comenzar por revisar en qué, cuánto y cómo gasta el gobierno, algo que, siendo realistas, no va a suceder, mucho menos en tiempos de la 4T. La reforma fiscal, de darse, será solamente una reforma tributaria, cuyo objetivo deberá ser, no aumentar impuestos, como lo propone el FMI, sino incrementar la recaudación. ¿Es posible incrementar la recaudación sin aumentar impuestos? Veamos.
El año pasado se cobraron, a nivel federal, 14 impuestos distintos, contando por separado, como debe ser, cada uno de los impuestos especiales sobre producción y servicios, y se recaudaron $3,202,623,700,000. Si en vez de esos 14 impuestos distintos se hubiera cobrado un solo impuestos, ¡uno solo y ni uno más!, del 15.34 por ciento a la compra de bienes y servicios de parte las familias y las empresas, sin ninguna excepción, se hubiera recaudado la misma cantidad, muestra, entre otras muchas, de que el sistema tributario mexicano es un engendro, algo sin pies ni cabeza, que se fue deformando, a lo largo de las décadas, partiendo del convencimiento de “por qué hacer las cosas fáciles si se pueden hacer difíciles”.
Lo anterior es una primera aproximación a la propuesta a favor del Impuestos Único (ni uno más), Universal (sin excepción, ni de bienes y servicios, ni de contribuyentes), Homogéneo (la misma tasa en todos los casos, tanto para bienes y servicios, como para contribuyentes), al Consumo (no al ingreso, no a la propiedad), que haría posible recaudar más cobrando menos impuestos, lo cual tendría muchas ventajas, entre las cuales hay que destacar el aumento en la competitividad del país, en su capacidad para atraer, retener y multiplicar inversiones directas, que son las que producen bienes y servicios, crean empleos y generan ingresos, precisamente lo que nos urge.
Dicho impuesto no es al valor agregado. Es un impuesto a la compra de bienes y servicios, ya sean para la producción, ya para el consumo.
Continuará.
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