UTILIDADES RAZONABLES

PESOS Y CONTRAPESOS

Cito a AMLO, quien lo dijo hace unos días en la presentación del Plan de Infraestructura, con el que se pretende reactivar la construcción: “…se va a ir entendiendo que son otras reglas para hacer negocios con utilidades razonables…”, momento de preguntar qué porcentaje de utilidad sería el razonable y qué debería hacerse con los empresarios que obtengan utilidades por arriba del mismo.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el fin del empresario debe ser, no solo obtener utilidades, sino maximizarlas, lo cual dependerá del precio que los consumidores estén dispuestos a pagarle por el bien o servicio que les ofrece, lo cual se determina por su apreciación: querer, en función de su necesidades, y poder, en función de su ingreso.
Si al empresario A le cuesta producir X $1.00 y lo vende a $10.00, obtiene una utilidad de $9.00, equivalente al 900 por ciento. ¿Hay algún abuso de su parte? No, ya que ese fue el precio que los consumidores estuvieron dispuestos a pagar, lo cual quiere decir que son los consumidores quienes determinan el margen de ganancia del empresario, por lo cual ésta no puede ser injusta, abusiva, excesiva, ilícita. Solamente puede ser baja o elevada.




¿Cuál es la manera correcta de reducir las ganancias de los empresarios? Por medio de la competencia: a mayor competencia menor ganancia, y viceversa. Si el gobierno quiere reducir las ganancias de los empresarios entonces debe permitir la mayor competencia posible, en todos los sectores de la actividad económica, en todos los mercados de la economía. En México, en este rubro, hay todavía mucho por hacer.
Me preocupa que AMLO hable de ganancias razonables, porque el siguiente paso podría ser que determine qué porcentaje de utilidad considera razonable e imponga un control de ganancias, que sería un control de precios, lo cual inhibiría, más de lo que ya se ha inhibido, la inversión directa, que es la que produce bienes y servicios, crea empleos y genera ingresos, y que los empresarios llevan a cabo, no solo con la intención de obtener utilidades, sino de maximizarlas, lo cual depende del precio que los consumidores estén dispuestos a pagar por lo que se les ofrece.




Además hay que considerar que ese control de precios, con el fin de lograr la utilidad razonable, tendría que aplicarse, de manera particular, a cada uno de los bienes y servicios que se ofrecen, por lo que estaríamos hablando de miles y miles y miles de precios destinos, uno para cada tipo de bien o servicio ofrecido, lo cual resulta imposible.
¿Qué efecto puede tener, sobre el ánimo de los empresarios, y por lo tanto sobre las inversiones directas, y por ello sobre el crecimiento de la economía, el que AMLO hable de utilidades razonables? Que lo haga resulta, por decir lo menos, imprudente.
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