Así es como el gobierno nos encarece los precios

Lea el artículo anterior. Vamos en camino al “infierno económico”
Mark Perry, un profesor de economía y finanzas de la Universidad de Michigan, suele publicar varias gráficas en su blog “Carpe Diem” del American Enterprise Institute, pero una que publicó hace casi un año llamó poderosamente la atención de muchos y fue objeto de varias notas en los medios. Se trata de la evolución de la inflación en productos y servicios en Estados Unidos en los últimos 20 años.
El profesor Perry ha actualizado constantemente la “gráfica del siglo” y la última versión es de los precios entre 1998 y 2018. Observen cuáles son los productos y servicios que más han subido y bajado de precio.

Como podemos ver, lo que más ha subido de precio son los servicios hospitalarios (con más de 200% de incremento), los libros de texto y colegiaturas universitarias, la vivienda, los alimentos y bebidas.
En total, la inflación en este periodo ha sido de 56%, mientras que el aumento promedio de los salarios ha sido de 80%.
Por el contrario, lo que más ha bajado de precio en las últimas décadas son las televisiones, juguetes, software de computadora, servicios de telefonía móvil, la ropa, muebles para el hogar y los autos.
¿Pueden ver qué tienen en común todos los productos y servicios que más subieron? En que estos están relacionados con algún subsidio del gobierno o están sujetos a una mayor regulación estatal.
A partir de esto, el profesor Mark Perry concluye tres cosas sobre la divergencia tan grande en los precios:
Primero, “cuanto mayor sea el grado de participación del gobierno en la provisión de un bien o servicio, mayor será el aumento de los precios a lo largo del tiempo, por ejemplo, los gastos hospitalarios y médicos, matrícula universitaria, cuidado de niños con grandes grados de financiamiento gubernamental o regulación, en comparación con el software, la electrónica, los juguetes, los automóviles y la ropa con relativamente menos financiamiento y regulación gubernamental.”




Segundo, “los precios de los productos manufacturados (automóviles, ropa, electrodomésticos, muebles, productos electrónicos y juguetes) han experimentado grandes caídas de precios con el tiempo en comparación con la inflación general, los salarios y los precios de los servicios (educación, atención médica y cuidado de niños).”
Y tercero, “cuanto mayor sea el grado de competencia internacional para productos comerciables, mayor será la disminución de los precios a lo largo del tiempo, por ejemplo, juguetes, ropa, televisores, electrodomésticos, muebles, calzado, etcétera.”
Por eso es que esta gráfica es tan importante, porque demuestra que, entre más intervenga un gobierno en proveer, regular o subsidiar un producto o servicio, más costoso será, mientras que la competencia y el libre mercado ofrecerán más alternativas y mejores precios para los consumidores.
Los recursos de un gobierno (aunque tenga la herramienta de la expansión monetaria en su mano) son finitos y, si los distrae gastándolos en cosas que, supone, se deben dar por “derecho”, se aleja de sus obligaciones prioritarias, como garantizar la seguridad y certidumbre jurídica.




¿Les suena la ausencia de Estado de derecho en países como México que nunca se han desarrollado, y donde el gobierno está metido en casi todas las áreas de la economía?
Aquí, miles de millones de dólares se han gastado en décadas para mantener el monopolio de Pemex y el sector energético y, por el contrario, poco o nada se ha hecho para consolidar un verdadero Estado de derecho que dé garantías a las empresas y consumidores, y y para abrir un mercado que se encargaría de proveer los mejores productos a los precios más bajos.
Nada es gratis, y cuando el gobierno te quiere “regalar” algo, en realidad está endosando la factura a los contribuyentes actuales y a los que vendrán, pero sobre todo, estará buscando alentar el espíritu de dependencia, sometimiento y obediencia. ¿Ven por qué a los políticos les molesta la crítica y la gente que piensa libremente por su cuenta?
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