El oro aguanta pese a las presiones

Lea el artículo anterior. La parálisis del inversionista: ¡que no te afecte!
A propósito de lo comentado en el artículo anterior referente a la “parálisis del inversor”, hay una inversión que por sus propias características representa uno de los activos de menor riesgo en el largo plazo, y cuyos fundamentos son tan sólidos, que podemos decir categóricamente que no puede haber cartera sólida y responsable, que no lo tenga. Pese a ello, no paradójico es que pocos son quienes dan el paso decisión para comprarlo. ¡Mal por ellos!
De hecho, esta semana que terminó ha sido muy representativa de lo que decimos en el primer párrafo de este artículo, pues a pesar de circunstancias que podrían haber tumbado el precio del oro, como el tono -hasta cierto punto- “neutral” de la Reserva Federal (Fed) sobre el camino que mantendrán las tasas de interés en el futuro próximo; un mejor crecimiento a lo esperado de la economía estadounidense en el tercer trimestre, una sólida creación de empleos e índices bursátiles en máximos históricos, el oro ha tenido otra buena semana al punto de mantenerse por encima de 1,500 dólares la onza troy.
En México, el centenario, la moneda áurea más conocida de 1.2 oz. de metal fino, se vende en 36,500 pesos aproximadamente. Y seguirá escalando hasta alturas insospechadas.
Con la que se fue, se acumulan tres semanas consecutivas de alza en el rey de los metales.
¿Cuál es el mensaje? Muy claro, para quien lo sabe leer: en el mundo hay señales de turbulencia a la vista, con economías tan importantes como Alemania y otras más pequeñas pero representantivas como Hong Kong, que ya están en recesión.
Visto así, Estados Unidos a pesar de la “guerra comercial” con China, parece un oasis de crecimiento, pero no lo será por mucho tiempo. Sí, sin duda Donald Trump hará todo lo que esté en sus manos, incluyendo presionar a la Fed, para evitar una recesión por lo menos antes de las elecciones presidenciales del próximo año, pero aun así, el período más largo de crecimiento sin recesión en la historia de ese país, luce más que vencido y listo para un bache.
En el caso de nuestro país, lo que debe llamarnos a la preocupación es que ni siquiera este período de crecimiento de nuestro principal socio comercial, ha sido suficiente para jalarnos a terreno positivo en materia de crecimiento. Esto se debe a que, en lo interno, las decisiones económicas han sido tan malas, que han perjudicado más que lo que ha traído de empuje el crecimiento estadounidense.




En este escenario adverso, basta una simple señal que genere pánico o mayor nerviosismo en los inversores para volcarlos en masa a los activos refugio, aparentes como el dólar, y reales, como el oro.
En este sentido, refrendamos nuestra perspectiva positiva para el rey de los metales en lo que queda de 2019 y 2020.
La escalada del oro en pesos será aún mayor, pues ganará por la subida del oro frente al dólar, y por la apreciación de este frente a nuestro débil peso.
A nuestros suscriptores Premium les hemos recomendado, en exclusiva, una cartera diversificada hasta el 30 por ciento de su capital financiero, en metales preciosos. Lo ideal, es mantenerlo físico, de preferencia, en forma amonedada. Sin embargo, dado que en México hay una relativa escasez de centenarios y onzas Libertad de oro, una alternativa al oro físico -no óptima-, es adquirir oro mediante fondos cotizados (ETFs) como el GLD o el IAU.
Una opción adicional es comprar oro físico con custodios privados que lo guardan de forma segregada, como BullionVault.
Ahora bien, nuestro país sigue siendo el máximo productor mundial de plata, por lo que una opción adicional en físico es diversificar en monedas Libertad de este metal blanco, que sí se consiguen con facilidad.




El hecho de que haya poco optimismo en el sector metales preciosos, incluso en la minería, es una señal contraria del buen momento que es de entrar al mercado.
Recuerde la vieja máxima de ser codicioso cuando otros tienen miedo, y tener miedo cuando otros están siendo codiciosos. Tómelo en cuenta, y recuerde: ponga manos a la obra, porque esperar, sin duda, es tiempo perdido que después no podrá recuperar.
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