El poder de la plata puede salvar a México

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El pasado 5 de febrero, los diputados Ulises García Soto (Morena) y Gerardo Fernández Noroña (PT), presentaron una iniciativa que adiciona el artículo 2o. de la Ley Monetaria. Dicho artículo establece cuáles serán las únicas monedas circulantes en México.
La adición pretende establecer que las monedas de plata de la serie Libertad (1 oz. troy) y sus fracciones (1/2, 1/4, 1/10 y 1/20), gozarán de curso legal por el monto correspondiente a su valor oficial en pesos, que será publicado diariamente en el Diario Oficial de la Federación, por el Banco de México (Banxico).
El Instituto Central como autoridad monetaria, determinaría los valores correspondientes a partir del precio internacional de la plata, más los costos de acuñación y 20 por ciento de señoreaje (ganancia de Banxico), redondeando al múltiplo superior inmediato de 20 pesos.
Cada vez que la suma de esos factores eleve el valor de las monedas, Banxico los ajustará al alza, pero se establece en la iniciativa que ese valor NO podrá reducirse nunca. Esta es la parte más importante de la propuesta. Le explico.
¿Se acuerda de las antiguas monedas con plata? Debido a factores como la inflación, la subida del precio de la plata y del tipo de cambio, todas ellas alcanzaron su “punto de fusión”, que es a partir del cual, al tenedor de la moneda, le conviene más venderla para su fundición por el metal fino que contiene -y obtener así una utilidad-, que usarla para pagar a su valor nominal grabado. Por eso desaparecieron de la circulación.
Un fenómeno similar ocurrió con las monedas corrientes actuales, lo que explica por qué ya no se ven las de 5, 10 y 20 centavos, y las de 50 c. dejaron de ser las amarillas y grandes para ser ahora muy pequeñas y de acero inoxidable. Con el tiempo estas también desaparecerán, y las siguientes en sufrir la reducción serán las de 1 peso.
Pero a diferencia de aquellas, las de la serie Libertad no tienen ningún valor grabado, sino sólo la pureza (0.999) del metal contenido en ellas.
De este modo, al ajustar Banxico su valor al alza, se garantiza que nunca saldrán de la circulación, y en cambio, el público ahorrador las atesorará con la seguridad y garantía -asentada en la ley-, de que sus onzas y fracciones jamás perderán valor. En el peor de los casos, siempre lo mantendrán, y en el mejor, les dará rendimientos atractivos con el paso del tiempo.




¿Qué pasaría si el precio de la plata se desplomara en pesos? En el caso de que eso ocurriera, Banxico no recortará el valor de las monedas Libertad. Estas permanecerán en manos del público, y en caso de querer gastarlas o convertirlas en pesos corrientes, podrá hacerlo al valor oficial publicado. Así, su valor “flotará” y será siempre superior a su valor metálico, igual que todas las demás monedas que utilizamos.
En la actualidad el precio de onzas de plata fluctúa a diario, cada banco vende al precio que quiere, y las recompra con un “castigo” (precio más bajo) al usuario. Eso se acabaría con la iniciativa presentada.
De este modo, se alcanza un beneficio que las políticas públicas a través de los años, han tratado de lograr sin ningún éxito: estimular el ahorro.
Y es que, ¿cuál es el incentivo para ahorrar en una divisa (el peso) que pierde su valor a través de los años?




El poder de la plata, en cambio, empoderaría a los ciudadanos, al Banxico, al gobierno y al país en general. No olvidemos que México es el principal productor mundial de plata, y esta, sería una mejor manera de sacarle provecho.
El autor original de esta inteligente propuesta es el prominente empresario Hugo Salinas Price, y en legislaturas anteriores, ha contado con el respaldo de legisladores de todos los grupos parlamentarios.
Por desgracia, la reticencia de los economistas formados en las corrientes de pensamiento predominantes, contentos con el monopolio del peso, pero cerrados al pensamiento competitivo en la esfera monetaria, han detenido esta iniciativa durante muchos años desde Banxico.
Quizás la 4T podría hacer una diferencia que valga la pena. Sería una buena noticia que López Obrador diera su visto bueno. No perdamos la esperanza de que tome una buena decisión, en medio de otras erróneas que aquí también hemos señalado y criticado. La decisión está en sus manos, presidente.
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