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Si Turquía es quien le da oxígeno financiero al gobierno de Venezuela, Rusia es el principal respaldo del régimen chavista en materia militar. Desde Moscú han dicho que no tolerarán una intervención estadounidense en territorio sudamericano y han enviado tropas y armamento a Caracas para marcar su “línea roja”.
La razón es que los venezolanos tienen comprometidos con los rusos (y los chinos), hasta la camisa.
En dicho contexto, el sábado 23 de marzo aterrizó en Caracas el avión An-124 ruso, transportando nada más y nada menos que al general ruso Vasily Tonkoshkurov, identificado como jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Terrestres y Primer Comandante en Jefe Adjunto de las Fuerzas Terrestres de Rusia, Acompañados por 99 militares y 35 toneladas de carga, de acuerdo con Zero Hedge.
Las tropas venezolanas habrían desplegado baterías del muy sofisticado sistema de misiles S- 300 de defensa aérea a una base clave al sur de Caracas, según imágenes de satélite. “El despliegue incluye cinco lanzadores y un radar de guía de misiles multicanal 9S32ME (MMGR). Venezuela aumenta su preparación operativa debido a la tensión regional”, dice Image Sat, un servicio de monitoreo profesional.
Estos arreglos y la llegada de tropas rusas se dan después de una reunión de alto nivel en Roma la semana pasada, durante la cual Rusia reiteró una seria advertencia a los Estados Unidos: Moscú no tolerará la intervención militar estadounidense para derrocar al gobierno venezolano con el que está aliado (y que le debe miles de millones de dólares).
Desde hace tres meses ambas potencias mostraron sus armas e hicieron ejercicios de guerra en las costas de Venezuela, pero con la llegada de un general de alto rango ruso, está mandando un mensaje contundente a Washington, por si planea derrocar a Nicolás Maduro por las armas.
Parece que, después de Siria, el nuevo tablero geopolítico en el que juegan EU y Rusia se traslada a Venezuela, pero aún no hay asomos de una guerra civil. La principal arma de Estados Unidos ha sido la presión internacional para que Maduro deje el poder a Juan Guaidó, proclamado presidente encargado de la nación.
La otra vía por la que ahogan al gobierno son las sanciones económicas que pesan sobre empresas estatales y miembros del gabinete. El cerco financiero ha sido tan férreo que Caracas ha tenido que vender oro clandestinamente con destino a África y Turquía, que a cambio provee alimentos para repartir en una economía destruida.
Por su parte, el secretario de Estado, Mike Pompeo, dijo que no se quedarán “cruzados de brazos” ante el apoyo militar de Moscú a Venezuela. Falta ver si no llevan la tensión al siguiente nivel, esperemos que no, pero es evidente que Rusia no dejará que caiga su socio (y principal deudor) en Latinoamérica.
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